El yo exterior al servicio del yo interior

Tuve una semana rarísima. Enero ha sido un mes turbulento, con muchos desafíos y con la necesidad de visualizar un nuevo futuro en varios ámbitos. Me moví a un observador nuevo, tal como lo muestra mi post anterior sobre el equilibrio de dar y recibir. Como he estado en ese límite ante lo desconocido, intensifiqué mis trabajos de meditación y los hice todos los días, en la mañana y en la noche, sabiendo que hay pocas cosas que dependen de mi (por ejemplo sostenerme en la positividad y el estado de ánimo expanivo) y que el resto depende de lo Superior. Me puse en actitud humilde y obediente, sabiendo que quería mantener mi calma afectiva, aunque afuera estaba lloviendo y tronando con fuerza.

Así lo hice. Sostuve mi meditación a punta de GPS interior, con convicción ciega y con la certeza absoluta de que aunque mi yo exterior no viera claro qué hacer, mi yo interior revelaría su voz y sus imágenes direccionadoras más temprano que tarde.

Por yo exterior entiendo sólo lo humano, aquello caracterizado por los deseos del ego y de la personalidad, y que sólo tienen referente en uno mismo como ser humano, en lo externo. Es lo más superficial de cada uno. Cuando la mayoría dice "yo" (con ese tono de totalidad única) se refiere al yo exterior. Por yo interior entiendo el sí mismo divino conectado con lo Superior, donde disponemos de instrumentos para guiarnos (GPS interior) y por lo mismo remite a los deseos divinos de un plan superior. Es interesante constatar que da lo mismo lo que la persona crea o no de lo Superior, pues opera igual. Es muy anterior a las creencias, los pensamientos, las ideologías y las religiones. Es la ley energética de la Vida.

Esta semana tuve fidelidad absoluta a mi yo interior y como nunca en mi vida pasaron cosas locas (quiero enfatizarlo, como NUNCA en mi vida hasta ahora). Los problemas se arreglaron solos, las conversaciones fueron sorprendentemente fluidas y armónicas, las soluciones llegaron regaladas, aparecieron personas que me tendieron una mano de ayuda, todo se mantuvo en perfecta calma y, lo más impresionante, se abrieron posibilidades inimaginadas. Un par de ejemplos. Envié por correo el libro "Psicología para la Vida" a Cecilia Rovaretti de Radio Cooperativa. Les gustó y tuve una gratísima entrevista con Paula Molina el miércoles en la mañana. Esa entrevista fue escuchada por una productora de televisión y me invitaron a ser parte de un proyecto televisivo, lo que significó que jueves y viernes estuve entre pruebas de cámara y grabación de un piloto. Es un mundo completamente desconocido para mi y que lleva las competencias que pasan por mi al límite de su desempeño.

¿Increíble no? He sido testigo que poniéndome en silencio, diciendo "hágase tu voluntad" y viéndome cada cierto rato envuelto en una esfera de luz blanca, pasan estas cosas. Algunos lo encontrarán chanta, ridículo o que debo pedir hora al psiquiatra. Ese es su yo externo que juzga. Si miran con el yo interno se darán cuenta que es simple, ridículamente simple y completamente experiencial. Se constata, no es un acto de fe en nada.

La vida es como la bella imagen de este post. El mundo está lleno de todas las posibilidades, las positivas y las negativas, y la gestión que hagas de tus afectos determinará en cual de esos mundos estarás. En lo oscuro, te apagarás y terminarás atrapado en las arenas movedizas de la desesperanza. En lo luminoso se abrirá la Vida y florecerás hasta el límite de tus sueños. ¿No te parece que lo loco que viví esta semana es reflejo de eso? Si tuviera que ponerle un titular a esta semana sería "cuando la magia se hace cotidiana", con el yo exterior al servicio del yo interior. Tal como la oscuridad desaparece cuando prendemos la luz, el yo exterior se pone al servicio del yo interior cuando éste toma el timón. Notable. Simplemente notable.