Ignacio Fernández Reyes

Fui a la reunión inicial de preparación de papás para la primera comunión de mi hija Ignacia. Mi ánimo era abierto aunque escéptico y la reunión estuvo buenísima, por el gran manejo de los facilitadores en la administración de la diversidad y en entender que la clave es articular "lo divino común a todos" y no la búsqueda de una adscripción a lo católico, apostólico y romano. En ese contexto, una persona se preguntó ¿cuándo nació mi fe? y eso me activó esta reflexión. Entiendo, acepto, valoro y valido que la distinción "fe" sea esencial para muchas personas. Creo que es el nombre que le ponen a la certeza de lo Superior y a la protección que esa Presencia entrega. Mis complicaciones empiezan cuando se define la fe como un regalo y un don divino, y cuando se la asocia a ideologías religiosas. En mi visión, la relación con lo Superior no es un asunto de fe. Es de conciencia del funcionamiento de las leyes universales y su constatación en la acción , por ejemplo, lo qu

Parece que ando de ingenuo, pues no me deja de sorprender la reacción del gobierno ante el reconocimiento de Francisco Vidal de que los cargos intermedios del gobierno se reparten por cuoteo político (se le agradece Vidal). Su eufemismo fue "equilibrio político". Lo que Vidal reconoce creo que nos parece obvio a la mayoría de los chilenos: una muy mala práctica de cualquier gobierno. A mi juicio, el principal problema de los gobiernos de la Concertación han sido los 18 años de estos "operadores políticos" designados a dedo, algunos de los cuales se han servido del aparato estatal (creo que son pocos aunque han dado manotazos relevantes) y que son los responsables de los numerosos fraudes que conocemos. Creo que si alguna razón hay para cambiar el gobierno es desmontar esta maquinaria que ya está bien aceitada. Si gana la Alianza, pasaría lo mismo, pero como serán operadores políticos más inexpertos, demorarán más tiempo en servirse de sus espacios de atribución. Apr

Es curioso el tema del liderazgo de la Presidenta. Durante los primeros 2 años de su gobierno fue sistemáticamente criticada por un supuesto estilo de liderazgo poco efectivo, individualista, temeroso de tomar decisiones y poco orientado al trabajo en equipo. Se la criticó desde todos los sectores políticos sin distinciones, lo que nos llevó a muchos a juzgarlo como una pataleta corporativa de la élite masculina, descolocada con nuevas formas de hacer política y, sobre todo, de vincularse con las personas, de sensibilizarse y manejar las situaciones sociales, y de mostrarse fluida y espontánea aún en situaciones complejas. Lo curioso es que ese estilo que fue tan criticado, hoy parece un botín del cual querrán apropiarse los candidatos presidenciales. La pregunta es a quién se transferirá el capital afectivo de la Presidenta, ese que fue tan ninguneado y que hoy marca niveles de popularidad impensados hace 12 meses. Una estrategia de los comandos podría ser bajarle el perfil a estas ca

Uno de los objetivos de cualquiera de los enfoques de coaching es ampliar las fronteras del liderazgo de los coachees, dotándolos de mayores y mejores competencias para producir resultados mediante los equipos y generar espacios expansivos y positivos de trabajo que hagan emerger lo mejor del desempeño voluntario de cada persona. Quizás el requerimiento más frecuente de las empresas que contratan coaching para sus ejecutivos es que mejoren su liderazgo. Usualmente son personas con reconocidas capacidades técnicas, aunque “fallan en el trato con la gente”. Es decir, nos piden a los coaches que profundicemos las competencias del sí mismo y las competencias relacionales de los coachees. Resulta clave que cada coach visualicé con claridad qué idea tiene de liderazgo: ¿es una técnica?, ¿es entrenable o no?, ¿depende del carisma de cada ejecutivo y, dicho en silencio, es poco lo que se puede avanzar en el desarrollo del liderazgo?, ¿el líder nace, se hace o ambas?, ¿el trabajo de liderazgo e

Nicolás: Papá, ¿en Egipto hay lámparas? Papá: Sí hijo. Nicolás: pero ¿en Egipto venden lámparas? Papá: Claro que sí hijo. Ignacia: Papá, te está preguntando si venden lámparas mágicas. Papá: Aahh. Sí hijo, sí venden lámparas mágicas. Nicolás: ¿podemos ir mañana a Egipto, papá? Papá: Mañana no porque queda muy lejos. Si nos organizamos, claro que vamos. Nicolás: ¡yaaaaa!, entonces vamos en el auto. Papá: Hijo, se va en avión pues hay mucha agua entre medio y es imposible ir en auto. Ignacia: También podemos ir en barco, aunque es muy lento. Papá: Hijo, ¿para qué quieres una lámpara mágica? Nicolás: Para pedirle al genio que quiero ser un super héroe. ¡Quiero ser un super héroe! Papá: ¿y qué otro deseo le pedirías al genio? Nicolás: quiero un nintendo wii, y después un juego de super Mario y después ...... que se acabe la crisis económica. Papá: ¿la crisis económica? Nicolás: Sííííí. Para que la gente pueda hacer lo que quiera y tenga plata y no tenga problemas. Pero quiero ser un super