Tsunami emocional

Eso mismo puede verse en algunas conversaciones de facebook y en algunos blogs de personajes públicos. La discrepancia no es sobre el contenido de lo que alguien opine. Se manifiesta en ataques a la identidad de la persona, en un trapeo de su dignidad que me deja perplejo y en una postura de asimetría moral tras la cual se parapeta quien ataca (esto debería ser así, argumentan). Un ejemplo. Una persona dejó una nota en facebook sobre el respeto que había que tener por la muerte de Ricardo Claro. Algunos hicimos hincapié en que algunos medios que usó en su vida no fueron los más correctos y la respuesta de vuelta fue que había que respetar a la gente y que eramos "viles, cobardes y ruines". ¡Que desproporción! e inconsistencia (puro irrespeto luego de una apología del respeto).
Estamos en tiempos en que los cambios de energía del planeta están generando tormentas emocionales incontenibles para las personas, tanto en lo expansivo como lo contractivo, casi como que pasan por nosotros, nos agarran, nos remecen y después tomamos conciencia del huracán que acaba de sacudirnos. Estamos "sintiendo más" y con mayor carga de intensidad. Ello exige a nuestro interior un acelerado desarrollo de la gestión de sus afectos, pues en estos tiempos de marcado desequilibrio energético y de tsunamis emocionales por doquier, emerge como tarea humana fundamental el maestrear los propios afectos.
Es un tiempo para trabajar dentro de uno. No es tiempo para trabajar sobre los otros, eso viene un poco más adelante. Siento que es el tiempo de entrenarnos en el autocontrol emocional para tener esos músculos afectivos muy firmes y turgentes para cuando haya que hacer la carrera ante las adversidades. Cuando la gran mayoría ande descentrada, bipolar y al borde de la locura, seamos los que hicimos ese trabajo de entrenamiento por el centramiento afectivo los que pongamos la cordura y el liderazgo. Acabamos de tener un aperitivo con la crisis económica, en que parecía a ratos casi que el mundo terminaba. ¡Cuanto desequilibrio, desproporción, pánico y falta de centro por todas partes!
Los tsunamis emocionales requieren centrados surfistas del afecto y ese es el gran foco personal de este tiempo.
Comentarios
Estoy totalmente de acuerdo.
¿Me autorizas a usar tu reflexión como material docente para trabajarlo en clases con los alumnos?
Imagina si los psicólogos del mañana se hicieran más cargo de apoyar a las personas en las organizaciones en este aprendizaje emocional. El coaching en parte pretende eso, pero creo que hay que tomar roles más activos!
Un abrazo*
Un abrazo,
También he sido testigo de ese "tsunami emocional" que tú planteas.
Lo mismo, creo que el rol de aquellos que creemos que estamos más centrados quizás no está en buscar el cambio de otros de forma tan confrontacional, al menos hasta que notemos que el otro tiene la preparación como para aceptar (y en definitiva, para que le sirva) la confrontación.
En espacios de tsunami emocional muchas veces me ha servido cerrar la boca (o no escribir en el teclado) y escuchar, y dejar fluir las emociones del otro.
Lo otro que me ha servido es suponer una intención positiva en todo lo que hace cualquier persona. No sólo es no suponer una intención negativa, sino que, siempre, suponer una intención positiva.
Eso me ayuda a entender que alguien pueda atacar la identidad de otro...Probablemente es para defender su propia identidad, intención absolutamente valida y valiosa para cualquier ser humano, independiente que la forma no sea la adecuada (por ahora.)
De todas formas, estoy muy de acuerdo con el buen diagóstico que escribes.
Nuevamente, un problema (los tsunamis emocionales), nos presenta una oportunidad a los que sepamos reconocerla y a los que estemos preparados para aprovecharla.
Un abrazo,
Raimundo
Creo que por un lado necesitamos el equilibrio emocional, y al mismo tiempo necesitamos comprender lo que está ocurriendo.
El centramiento nos ayudará a surfear cada momento de la vida, y también la comprensión de los procesos de la vida. Asimismo creo que la comprensión y entendimiento de lso cambios que se están viviendo hoy en el mundo y en los procesos de la vida en general nos permitirá entregarnos y fluir con este bien mayor que es la tendencia autoactualizante de la vida mayor, del universo. Lo que nos ocurre como personas está ocurriendo en el macro.
Me parece también que, al menos mi rol, consiste en seguir en mi camino, ya que inevitablemente eso permitirá que otros lo sigan conmigo. Más de una vez me ha pasado estar trabajando los temas de otros, de la familia, los amigos, la pareja, etc.
Para mi la retroalimentación pasa por mostrar aquellas cosas que la persona está haciendo bien, fomentando el florecimiento de lo bello, mientras que lo más oscuro lo dejo pasar. Creo que para recibir el feedback la persona tiene que tener la disposición y apertura, en caso contrario se cerrará.
Me parece bastante fácil pasar de "entregador de feedback" a pararse en "un puesto de verdad" o de "inquisidor" de los aspectos frágiles del otro. Y esto me parece crítico como formador de personas. En este sentido me parece que predicar con el ejemplo es lo más poderoso que uno puede hacer, ya que finalmente las personas comienzan a observar, a acercarse y a preguntar cómo hacerlo, de alguna forma se produce un despertar.
Como dice Raimundo, indagar siempre la intención positiva de fondo en el otro, aunque se manifieste en actos negativos. Es la metamirada a la esencia del legítimo otro, aunque esa persona no esté conectada con su mismidad.
Irradiar desde adentro hacia afuera como instrumento al servicio de otros, algo así como "lo verdadero pasa por mi", más que poseo la verdad.
Es difícil, pero he aprendido a saber que uno se nutre de otros espacios y es el silencio el mejor consejero...
Por lo menos el camino de mi autoprotección va en no caer en el mismo juego y ser observador de la rabia y bajeza del otro.
Un abrazo,
Mali
De hecho notable imagen de los tsunamis, asi como en los sueños cuando se presenta la fuerza de la naturaleza, es un indicador del proceso natural de actualizacion y transformación del ser humano.
VOTO por los Tsunamis como posibilidades de nueva conciencia!!!
Digamos que es un tema que me llega bastante y que por lo mismo me cuesta digerir y por lo tanto opinar.
Te agradezco Ignacio el poder iniciar esta conversación y a todos los que han escrito.
Me han permitido distinguir algunas grandes cosillas :)
Cariños a todos.
Mi interés tiene que ver con que connotas, a partir de ese desequilibrio energético, una suerte de cataclismo emocional global por venir, "Cuando la gran mayoría ande descentrada, bipolar y al borde de la locura". Como respuesta a ello pones en perspectiva una necesaria "gestión de los afectos". No podría estar más de acuerdo con el trabajo para un desarrollo emocional per se. En aquello insisto. Pero aquí propones aquel trabajo en una relación instrumental, como respuesta necesaria, con aquella situación por venir. Entonces, en alguna medida, ¿no haces, precisamente, lo que criticas?. Propones una respuesta, un desarrollo emocional, que tiene que ser proporcional al evento al que responde. No obstante en la medida que dicho evento se mitifica, ¿la respuesta no se desproporciona?.
Gracias de ante mano por tu generosidad para esta conversación. ÁLVARO INFANTE GARCÍA
Visto así, la gestión de los afectos es una tarea humana permanente y existencial. Contextualmente, y ante este escenario de potencial crisis emocional global que intuyo, ello será un evento en el que se podrá mostrar esa automaestría afectiva. No es que, porque viene una crisis, haya que hacer gestión de los afectos. Eso es permanente. Será un momento para testear el grado de avance del aprendizaje personal.
Respecto del desequilibrio energético hay información en el sitio de la Nasa y en algunos libros como "El cielo está abierto" de Fresia Castro y en variada información en google sobre el aumento de las explosiones solares y su efecto en la tierra, y el incremento de las auroras boreales.
Mis felicitaciones
Cariños y
Gracias por compartir tu articulo !!
Ingrid
Gracias por compartir.
Un cordial saludo desde Madrid,
Maribel