Presencia presente
Al inicio de este siglo leí “El cielo está abierto” de Fresia
Castro. Fue la primera vez que escuché hablar de “la Presencia”. Como ese libro
describe el método de activación de la glándula pineal lo clasifiqué como una
herramienta de meditación para el desarrollo espiritual individual.
Interpreté que Presencia sería algo parecido a Dios. Lo remití
al espacio personal de vinculación con lo Superior, cuyos efectos y alcances
serían privados e individuales. Si en el 2005 contaba esto, seguro que mi
imagen pública de académico se vería enlodada con estereotipos descalificadores
de esotérico y espiritual, como si lo serio sólo fuera lo medible y visible.
Para los buscadores espirituales, lectores y practicantes de
metodologías de crecimiento personal, la idea de Presencia es familiar. Lo que me ha llamado la atención en los
últimos años es que ha sido tratada como tema relevante por pensadores que
provienen del mundo académico, como el psicólogo estadounidense y profesor del
MIT Otto Scharmer y sus libros Presence y U-Theory, y el libro “El poder de
nuestra presencia: una guía de coaching espiritual” de la psicóloga española y
experta mundial en Indagación Apreciativa, Miriam Subirana.
A ello se
suma la progresiva introducción en el mundo del trabajo del mindfulness como una técnica para
mejorar la calidad de vida y el desempeño de los trabajadores. El primer libro
chileno de mindfulness fue “El mayor
avance es detenerse” del psicólogo y profesor de la UAI Claudio Araya.
Recientemente las psicólogas chilenas Bárbara Porter y Magdalena Andrade
publicaron “La vida es ahora. Los beneficios de mindfulness en el día a día”.
Mindulfness es darse cuenta del momento presente
con aceptación. Su objetivo es desarrollar la conexión permanente con la
atención plena, estar con todo mi ser en el presente. El supuesto de fondo es
mantener esta conexión para permitir que la Presencia genere sus efectos benéficos,
la misma idea que la activación de la glándula pineal y de cualquier método de
meditación.
Lo que hace
10 años era silencioso y reducido a la vida personal, hoy se extiende al mundo
del trabajo y a grupos numerosos de personas, por 2 motivos principales: la
insaciable y creciente necesidad de las personas por evolucionar y encontrar
herramientas que balanceen productividad con bienestar, y la evidencia
científica sobre los efectos positivos de la meditación y el mindfulness en el trabajo.
¿Qué es Presencia? Casi nadie la describe. Se cuentan sus
efectos, pero existe pudor para nombrar qué es. Intentando ponerle palabras, la
Presencia es la fuente creadora de todo, la gran inteligencia directora que se
moviliza por un amor sin límites y en expansión, creando a cada instante,
multiplicándose y regalando las mismas características de su esencia a sus
creaciones. Es la fuente superior de amor, armonía, orden, sabiduría, paz, abundancia,
perfección y bienestar, y de todo lo que entendemos como bueno y benéfico para
todos los seres.
En cuanto seres creados nuestro origen remite a esta Fuente
original y somos semejante a ella. Esta es la idea que está a la base del Dios
creador y de los humanos como hijos de ese origen superior. Al compartir la
misma esencia portamos las mismas capacidades, talentos y potencialidades.
¿Compartes esta idea o no? Ello condicionará tu creencia sobre tu origen. ¿Tu idea de ti
mismo tiene que ver con un origen espiritual o con un origen humano con el ego
al centro. ¿Espíritu o ego?
Cada uno tendrá su respuesta, la que determinará el alcance de tus posibilidades, límites y creencias. La ciencia muestra con brutalidad esta
separación, dividiéndose entre creacionistas (quienes adhieren a la idea
planteada) y evolucionistas, aquellos que creen que la materia ha evolucionado
con el paso de los años para “espontáneamente” convertirnos en lo que somos.
Materia, poder humano y ego, el ser humano como referente evolutivo de la
existencia.
Compartimos la misma esencia que nuestra Fuente creadora, por lo
que la manera de desplegar sus capacidades en nosotros es conectar con nuestra
esencia interior. Esto resume y simplifica lo que buscan hacer muchas técnicas
de meditación y desarrollo personal: lograr conexión con la esencia de mi ser,
que por correspondencia es la esencia espiritual de mi origen. Es decir, la Presencia
creadora está dentro mío y tengo sus características, por lo tanto, Soy la
Presencia.
Mindfulness y otras herramientas parten de esta
idea: estar presente en ti es estar en el centro de tu ser y vivir desde ahí,
para que desde esa conexión consciente se despliegue el poder de tu Presencia.
Luego viene el paso de ser testigo y constatar los efectos de
vivir en Presencia presente con atención plena. Como dice Miriam Subirana, “el
poder de la presencia es poder vivir el momento, de ser tú y de tener impacto a
tu alrededor. Cuando estás presente eres consciente, estás alerta y atento.
Observas: ves lo visible y sientes lo invisible. Estás conectado y tienes
empatía. Estás conectado contigo, con el otro y con el universo. Cuando eres y
estás presente te sientes pleno. Tu ser rebosa de energía positiva. Eres como
un faro de luz. Por donde vas, a cada paso, infundes confianza, alegría y
esperanza”.
Para avanzar a ser la persona que quiero ser y completarme hasta
mi ser original es necesario tomar la mano de mi Presencia, que está esperando
dentro de mi. La llave es la propia libertad: decidir conectar con esa
totalidad que mora dentro de mi interior, teniendo paciencia para que ese poder
creador y amoroso me transforme e irradie. Yo no tengo que hacer nada. La
transformación la hace la energía de la Presencia. Desde adentro hacia afuera
en Presencia presente.
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