La exigencia social de un nuevo gerente
Dos características imprescindibles de cualquier
gerente son la convicción y la determinación. Son las fuerzas impulsoras que
harán que las estrategias se ejecuten y que las ideas se conviertan en acción.
Convicción y determinación son dos vectores de fuerza y energía
que en sí mismos no tienen dirección. Aquí entra en juego el sistema de
creencias y la mirada ideológica de cada gerente. Los esfuerzos irán dirigidos
a crear el tipo de empresa que en su mente se considera la mejor, buscando los
objetivos que cree adecuados.
La pregunta para los gerentes chilenos es cuáles son los valores
que sustentan sus creencias en el trabajo, cuál es el propósito final de su
actuar organizacional, qué aspira lograr y construir. Cuando se realizan
estudios sobre percepción de ejecutivos, los trabajadores los ven en su mayoría
como personas movidas por la rentabilidad como “valor” esencial. ¿Existe otro
valor a alcanzar?
El estudio Zoom al Trabajo 2012 de la Escuela de Psicología UAI
y Visión Humana reveló que el 75% de los trabajadores se siente abusado por su
empresa, que la insatisfacción con el trabajo aumentó en 11% desde 2011 a 2012
alcanzando el 63% de disconformidad y que son los jefes la principal causa a la
que se atribuye los problemas en el trabajo.
Podemos hipotetizar que poner la rentabilidad como exclusivo sentido de la empresa está generando crecientes y peligrosos niveles de
malestar. Si ello se contextualiza a nivel nacional con el efecto de los
movimientos sociales de los últimos dos años, los valores sociales y sus
demandas asociadas han adquirido un nuevo estándar de exigibilidad. ¿Son
consciente de ello quienes dirigen las empresas?
Así como los políticos de todos los colores han sido forzados a
ampliar su visión hacia una mirada más inclusiva y social, entendiendo a
regañadientes que el tipo de relación y de poder con los ciudadanos cambió su forma
de representación, resulta evidente que para los ejecutivos la tarea es
similar.
Se demanda por gerentes con mirada más generosa, social e inclusiva,
que rompa la sensación generalizada que dejan los escándalos de colusión en
diferentes tipos de industrias, y los emblemáticos casos de La Polar y la
Universidad del Mar. Hay una creencia extendida entre la mayoría de la gente:
la empresa que puede te calza y se aprovecha. La oportunidad y la falta de
control hacen al aprovechador.
Algunos ejecutivos pueden activar varios mecanismos de negación
de estos hechos (esto es obra del Partido Comunista, la institucionalidad
laboral protege a la empresa, son ideas exageradas de cosas que no van a pasar,
no veo indicadores que me muestren esto, etc), reafirmando las creencias
previas, cerrándose a mirar la punta del iceberg del nuevo de tipo de empresa
que será necesario articular. Los cambios en la realidad de trabajo será lo
próximo que comenzará a ebullir en nuestra movida sociedad, sobre todo en año
electoral y con un futuro gobierno que deberá hacerse cargo de ciudadanos más
despiertos, exigentes y con menos miedo que hace un par de años.
Los niveles de endeudamiento funcionan como un dique de
contención para la molestia laboral actual de los trabajadores. Sin embargo,
sabemos que los movimientos de personas prenden con chispas pequeñas, alcanzan
adhesiones a ratos incomprensibles y generan presión que tiende a veces al
descontrol. Se está en un equilibrio laboral precario.
Estas son evidencias para que despierte la consciencia gerencial,
para que se indague los hechos tal como están sucediendo (no como quiero verlos
o interpretarlos), sin imponer ciegamente el propio modelo mental. Una de las
trabas a la adaptación innovadora es la persistencia de las propias creencias
ante la evidencia en contrario.
¿Ha medido los niveles de insatisfacción de sus
trabajadores?, ¿le interesa conocer esta percepción?, ¿le parece necesario generar
un mejor marco de relaciones laborales?, ¿la repartición de utilidades puede
tener mayor generosidad e inclusión de los colaboradores?, ¿cómo hacer – de
verdad – que las malas prácticas que cada empresa sabe que comete se arreglen
sin necesidad de demandas, denuncias en la TV o huelga laboral?, ¿cómo instalar
la auto-regulación gerencial, más allá del básico cumplimiento legal?, ¿la
consciencia se queda tranquila sólo al cumplir la ley? Cuando termina la ley empiezan las convicciones valóricas.
Es una invitación a anticiparse, a leer las tendencias sociales
y su próximo desembarco en el mundo del trabajo y a tener el coraje de ampliar
las propias creencias para generar estabilidad socio-laboral. Nada peor para
los empresarios y los gerentes que la convulsión, la inestabilidad social y un
cierto aire de latente ingobernabilidad, esa que ya se coló en los intersticios
organizacionales aunque aún no haya “costos” de ello al interior de la empresa.
Se viene la exigencia de generar una nueva convicción gerencial.
Es tarea de todos quienes estamos en el mundo del trabajo abrir estas
conversaciones, con altura de miras, para la generación de riqueza y bienestar,
de la mano de la distribución equitativa y la contribución a construir
relaciones socio-organizacionales sanas. Chile merece organizaciones
saludables, gerentes conscientes, trabajadores satisfechos y relaciones
confiables. ¿Podrá ser un nuevo sentido de vida para algunos gerentes?
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