El coraje del futbolista Carlos Muñoz

Son esas realidades que todos conocemos y donde todos nos hacemos los desentendidos. Hace mucho rato las barras bravas tienen manipulados a los dirigentes, técnicos y jugadores de los equipos con más convocatoria. Cada vez que alguien se atrevió a decir algo lateral, era motivo de amenazas. Y el miedo hace su trabajo, impide que las soluciones lleguen, hace que los lúcidos se amilanen, que a los determinados les tiemblen las rodillas y todo sigue igual. Un puñado de personas que mantiene a parte del fútbol secuestrado, por el hábil uso de la amenaza y el posible daño.

No recuerdo que los jugadores de diferentes clubes se hayan alineado tras alguna posible solución para quitarle poder a las barras bravas. ¿Qué faltaba? El coraje de alguien que denunciara y destapara la olla. Y ese fue el joven delantero de Colo Colo Carlos Muñoz, quien contó con nombre y apellido quien lo amedrentó. En jerga futbolística, eso es tener huevos.

Los sistemas humanos son sorprendentes. Era de esperar que un acuerdo entre dirigentes pudiese resolver el tema o un consenso entre la ANFP y los clubes. Pero no. Basta que un jugador de fútbol ponga en riesgo su integridad y sufra amenazas de muerte, para que “la familia del fútbol” (¡que eufemismo más mentiroso!) se active tras una solución.

La foto de la Intendenta de Santiago con jugadores de Colo Colo, la U y varios otros clubes muestran lo que sabemos de la psicología de los grupos. Cuando el objetivo es superior, las diferencias pasan a segundo lugar y nos unimos para lograr la meta de mayor nivel. Eso queda bien recogido en las palabras del capitán de la U, José Rojas: “en este momento hay que sacarse la camiseta”. Lo tiene claro. Sacarse la camiseta del interés propio por el interés superior del fútbol, de sus colegas y de quienes gozamos con este deporte.

Lo esperable era que los líderes y los que tienen el poder formal resolvieran este tema. Nada. Bastó que emergiera un jugador dispuesto a arriesgar el pellejo, para que el resto de los jugadores se cuadrara. Parece una movilización de jugadores para que los que tienen el poder atinen, se pongan de acuerdo, dejen los miedos personales y las pequeñeces de lado y sigan el ejemplo de coraje de Carlos Muñoz. ¿Será mucho pedirle a los dirigentes?

El ejemplo de cómo los ingleses minimizaron a los hooligans y levantaron el fútbol es tan claro. Requiere acuerdo entre Estado, legisladores, dirigentes y jugadores, y una fiscalización férrea y sin titubeos. Ya es hora de que las penas para los que amedrentan a los actores de este deporte, y que nos tienen a muchos lejos de las canchas, sean efectivas. Que los dirigentes, autoridades y legisladores hagan su trabajo. Es un tema de voluntad política, donde Carlos Muñoz encendió la chispa de un posible cambio. Ojalá.

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