Gobierno vs. Estudiantes: una falsa disyuntiva
En la coyuntura socio-política actual, el apasionamiento y falta de mirada sistémica nubla casi todos los análisis. Cada uno ve y enfatiza lo que quiere. Así es imposible lograr mínimos acuerdos. A cada argumento, existen veinte contra argumentos selectivos y así al infinito. La percepción selectiva se ha hecho un pic-nic estos días.
Para muchos esto es estar a favor o en contra del gobierno. Y empiezan los listados de errores de la Concertación en 20 años y los errores de Piñera. Cuando se te acaban los argumentos y te agarra el temor a que tu postura pierda fuerza, la estrategia es tratar de empatar y descalificar al otro. Esta forma es más vieja que el hilo negro. Además de pobre intelectualmente, amplifica un emocionalismo inflamado que te saca de la claridad de diagnósticos y soluciones, y desvaloriza al otro para valorizarte. Eso es de cabezas caliente, termocéfalos y sólo lleva a errores en las decisiones.
Cada uno revela desde qué lugar mira el problema. Los que han tenido la posibilidad de estudiar sin dificultades, enfatizan el orden y estiman que Camila Vallejos encarna la patudez extrema, atacándola y desprestigiándola, convirtiéndola en una heroína chivo expiatorio. Miran desde una postura ganadora, saben que cuentan con las herramientas para ganarse bien la vida y muestran poco interés social, pues como ellos están bien, poco importan los otros. Como es gente inteligente, dirán que es necesario mejorar la educación, pero a la hora de las emociones se indignan y levantan el discurso del orden. Mucho foco en el yo, poco foco en los otros.
Quienes no han tenido la posibilidad de estudiar o sus familias están endeudadas por años, aspiran a una mejor educación como responsabilidad estatal. Estos son los que más están en las movilizaciones. Saben que a la larga tendrán menos herramientas para ganarse la vida y por eso deciden dar la pelea hoy. Desde lo individual generan una mirada más social. Como reflejó un lienzo en una movilización estudiantil: "¿Arriesgar el año o perder el futuro?". Aquí también hay una parte de las personas con una conciencia social mas ampliada y que si bien recibieron buena educación, saben que deben apoyar estas movilizaciones para intentar cambios beneficiosos para la mayoría de los vulnerables.
El gobierno ha sobre enfatizado el tema del orden y la represión ha sido desproporcionada. Están mirando una disyuntiva inexistente. Educación versus Orden es una falacia. El orden por el orden no tiene sentido, a menos que sólo quieras defender tu metro cuadrado sin importarte el resto. El orden es consecuencia del diálogo, ese que pareciera que ninguna de las partes involucradas quiere abordar seriamente, ni el gobierno ni la tríada Secundarios + Universitarios + Colegio de Profesores. No rasgaría vestiduras por los intereses políticos en juego. Esto es política y todos tienen sus intereses, así que cargar con personas o partidos específicos sólo es mirar desde donde me conviene, siendo ciego o haciéndome el gil a los intereses políticos del grupo al que adhiero ideológicamente.
El análisis se torna simple y superficial. El gran problema es cómo dialogar si al parecer no existen sentidos compartidos, sueños de país ni disposición para hacerlo. Hacer el gallito, querer derrotar al otro y no negociar dejará a las partes inmovilizadas y al país con las dificultades que estamos viendo. Un aprendizaje de este conflicto es que necesitamos pedagogía de diálogo social. Las involucrados tienen minima voluntad de ello ni quieren negociar. La vieja estrategia ganar-perder que sabemos conduce a decisiones malas y con muchos heridos en el camino.
En perspectiva de largo plazo es clave para la estabilidad social e institucional del país la articulación de un diálogo social respetuoso, inclusivo y en perspectiva del beneficio para la mayoría de las personas, desde la construcción de sentidos compartidos realmente inspirados por el bienestar de los más desposeídos de oportunidades, más allá del ego o el interés del propio grupo.
La generación que hoy protesta es hija de la democracia y no tienen los miedos de los que vivimos en dictadura. Se comportan de un modo más decidido y desafiante, y ante la represión amparada en la lógica del orden interno como valor superior (conducida por un Hinzpeter de otra generación a la actual), han reaccionado con más organización y nuevas movilizaciones. Si el gobierno, que es quien tiene el poder y la capacidad de resolver esta crisis, no pondera estos elementos y persiste en descalificaciones, rigideces, diálogos improductivos y exacerbación del orden, estamos a las puertas de una escalada de violencia. Bien parecido al movimiento de los indignados españoles. Repito: esta generación no es la del 80, tiene menos miedo, poco que perder, mucho que ganar y una épica de transformación de la educación chilena.
Ojalá el Presidente Piñera y su gobierno tengan la capacidad de mirar reflexivamente, desde arriba del balcón, sin querer imponer la estrategia ganar-perder con argumentos como el respeto a la autoridad por la autoridad. Tienen el poder y su uso es para resolver las dificultades actuales, sin culpar a nadie, haciendo realidad soluciones dialogantes, por el bien de la mayoría, sobre todo de los más vulnerables. Si Piñera logra articular diálogo y construir soluciones consensuadas e inclusivas, estaría a las puertas de una de las mayores transformaciones de la educación chilena. Podría ser su gran legado.
Para muchos esto es estar a favor o en contra del gobierno. Y empiezan los listados de errores de la Concertación en 20 años y los errores de Piñera. Cuando se te acaban los argumentos y te agarra el temor a que tu postura pierda fuerza, la estrategia es tratar de empatar y descalificar al otro. Esta forma es más vieja que el hilo negro. Además de pobre intelectualmente, amplifica un emocionalismo inflamado que te saca de la claridad de diagnósticos y soluciones, y desvaloriza al otro para valorizarte. Eso es de cabezas caliente, termocéfalos y sólo lleva a errores en las decisiones.
Cada uno revela desde qué lugar mira el problema. Los que han tenido la posibilidad de estudiar sin dificultades, enfatizan el orden y estiman que Camila Vallejos encarna la patudez extrema, atacándola y desprestigiándola, convirtiéndola en una heroína chivo expiatorio. Miran desde una postura ganadora, saben que cuentan con las herramientas para ganarse bien la vida y muestran poco interés social, pues como ellos están bien, poco importan los otros. Como es gente inteligente, dirán que es necesario mejorar la educación, pero a la hora de las emociones se indignan y levantan el discurso del orden. Mucho foco en el yo, poco foco en los otros.
Quienes no han tenido la posibilidad de estudiar o sus familias están endeudadas por años, aspiran a una mejor educación como responsabilidad estatal. Estos son los que más están en las movilizaciones. Saben que a la larga tendrán menos herramientas para ganarse la vida y por eso deciden dar la pelea hoy. Desde lo individual generan una mirada más social. Como reflejó un lienzo en una movilización estudiantil: "¿Arriesgar el año o perder el futuro?". Aquí también hay una parte de las personas con una conciencia social mas ampliada y que si bien recibieron buena educación, saben que deben apoyar estas movilizaciones para intentar cambios beneficiosos para la mayoría de los vulnerables.
El gobierno ha sobre enfatizado el tema del orden y la represión ha sido desproporcionada. Están mirando una disyuntiva inexistente. Educación versus Orden es una falacia. El orden por el orden no tiene sentido, a menos que sólo quieras defender tu metro cuadrado sin importarte el resto. El orden es consecuencia del diálogo, ese que pareciera que ninguna de las partes involucradas quiere abordar seriamente, ni el gobierno ni la tríada Secundarios + Universitarios + Colegio de Profesores. No rasgaría vestiduras por los intereses políticos en juego. Esto es política y todos tienen sus intereses, así que cargar con personas o partidos específicos sólo es mirar desde donde me conviene, siendo ciego o haciéndome el gil a los intereses políticos del grupo al que adhiero ideológicamente.
El análisis se torna simple y superficial. El gran problema es cómo dialogar si al parecer no existen sentidos compartidos, sueños de país ni disposición para hacerlo. Hacer el gallito, querer derrotar al otro y no negociar dejará a las partes inmovilizadas y al país con las dificultades que estamos viendo. Un aprendizaje de este conflicto es que necesitamos pedagogía de diálogo social. Las involucrados tienen minima voluntad de ello ni quieren negociar. La vieja estrategia ganar-perder que sabemos conduce a decisiones malas y con muchos heridos en el camino.
En perspectiva de largo plazo es clave para la estabilidad social e institucional del país la articulación de un diálogo social respetuoso, inclusivo y en perspectiva del beneficio para la mayoría de las personas, desde la construcción de sentidos compartidos realmente inspirados por el bienestar de los más desposeídos de oportunidades, más allá del ego o el interés del propio grupo.
La generación que hoy protesta es hija de la democracia y no tienen los miedos de los que vivimos en dictadura. Se comportan de un modo más decidido y desafiante, y ante la represión amparada en la lógica del orden interno como valor superior (conducida por un Hinzpeter de otra generación a la actual), han reaccionado con más organización y nuevas movilizaciones. Si el gobierno, que es quien tiene el poder y la capacidad de resolver esta crisis, no pondera estos elementos y persiste en descalificaciones, rigideces, diálogos improductivos y exacerbación del orden, estamos a las puertas de una escalada de violencia. Bien parecido al movimiento de los indignados españoles. Repito: esta generación no es la del 80, tiene menos miedo, poco que perder, mucho que ganar y una épica de transformación de la educación chilena.
Ojalá el Presidente Piñera y su gobierno tengan la capacidad de mirar reflexivamente, desde arriba del balcón, sin querer imponer la estrategia ganar-perder con argumentos como el respeto a la autoridad por la autoridad. Tienen el poder y su uso es para resolver las dificultades actuales, sin culpar a nadie, haciendo realidad soluciones dialogantes, por el bien de la mayoría, sobre todo de los más vulnerables. Si Piñera logra articular diálogo y construir soluciones consensuadas e inclusivas, estaría a las puertas de una de las mayores transformaciones de la educación chilena. Podría ser su gran legado.
Comentarios
Percibo cada vez con más fuerza que el modelo presidencialista se está agotando vamos acercándonos a la necesidad de un sistema parlamentario, donde para la ciudadanía hay más dinamismo, participación y consulta.