Comunistas, fachos, flojos e imbéciles

La opinión respecto de las demandas que simboliza el movimiento estudiantil y la forma de actuar del gobierno y los demás actores sociales involucrados ha hecho aparecer lo peor de nuestro repertorio de descalificaciones, prejuicios, creencias infundadas y ataques personales, al por mayor. 

Basta darse una vuelta por twitter, facebook o leer los comentarios en los blogs de los medios de prensa para darse cuenta que el nivel de agresividad, poca fundamentación de juicios, fanatismo y fundamentalismo están en uno de los niveles más altos desde que murió Pinochet. Pareciera que a mucha gente se le va la vida o la identidad si aceptan un punto de vista distinto. Es el imperio de la impulsividad, de la afirmación rabiosa de mis ideas, del ataque irreflexivo. Finalmente del egocentrismo.

A pesar de algunos columnistas que insisten en la necesidad del diálogo social como mecanismo básico para lograr acuerdos y restituir buenos niveles de respeto y convivencia, la mayoría sigue ciega, sorda y gritona. Depende de su postura ideológica a quién le llegan los palos, si exacerban la mano oculta del partido comunista o enfatizan los conflictos de interés de los personeros de gobierno en la educación. No sé cómo se llama lo contrario a la altura de miras, ¿bajura de miras? Miopía y ceguera. Eso es lo que se observa a diestra y siniestra, parapetados tras la propia ideología.

No se hace el esfuerzo de mirar un poco más allá de uno mismo. Este movimiento de los estudiantes supone un llamado a despertar, a ver más allá de la propia realidad, a poner los ojos y el sentir, por un momento, en los otros. Simbólicamente es salir del ego para mirar lo transpersonal, lo social, el bien común, por sobre miradas ideológicas.

Como diría Heifetz es subirse al balcón de uno mismo y preguntarse por un momento desde qué observador estoy hablando. Cuando descalifico a otros lo más importante no es el ataque personal. Es lo que revela de mí mismo, desde qué lugar miro el mundo, cuál es mi contexto, cuáles mis inquietudes, preocupaciones y creencias. Hacer este salto de nivel reflexivo es llegar a lo que Bateson llamó aprendizaje de segundo orden.

Si pudiéramos pensar tranquilamente qué me pasa con esta movilización y entender que mi punto de vista es sólo uno más y no es la verdad revelada, si pudiese mirar qué intención positiva hay detrás de mi reacción impulsiva, podríamos acercarnos a mirar cuáles son los genuinos intereses detrás de la reacción destemplada, tanto la propia como la de los otros.

Miremos esta crisis desde arriba del balcón, examinando y dejando de lado los prejuicios que he puesto en juego, y validando como legítimos los intereses de todas las partes en tensión. Las descalificaciones de comunista, facho, imbécil, estúpido, anarquista, descerebrado, etc, etc, etc (pues la galería de descalificaciones da para cualquier cosa) no aportan nada más que sacarme un chanchito maloliente, destructivo y que también deja en emociones tóxicas y negativas a quién las dice.

Es la hora de mirar el bien común con generosidad, sin atribuir intenciones malignas a nadie, aunque las puedan tener. Si no soñamos con un Chile más ecuánime y donde todos tengan reales opciones de construir su futuro desde el uso de sus talentos, estamos con un problema de clasismo y de protección de mi grupo. Cuidar la propia parcela sin importarme el resto. No es tiempo de reforma agraria ni de la unidad popular. Nadie le va a expropiar nada a nadie, ni nadie va derrocar a nadie por las armas. Por favor, dejemos atrás el trauma 1973 y la mirada simplificadora de los estereotipos. Quien analiza la vida desde los estereotipos se empobrece a sí mismo. No ve caras, corazones ni espíritu. Ve rótulos y categorías.

Es tiempo de grandeza, de suprimir la pequeñez y los ataques. Es hora de la reflexión privada, del silencio en los momentos álgidos y de la construcción del diálogo. Un país se revela en la forma en que conversa, en el respeto o no que nos tenemos las personas, en cuánto nos legitimamos como seres humanos más allá de todas las diferencias.

No tengo idea cómo se resolverá esta situación. Sí sé que es clave el diálogo genuino. Las reacciones de casi todos nos dan la oportunidad de examinar en privado y silencio nuestros prejuicios, nuestras creencias y nuestro observador. El movimiento social nos pone frente a una oportunidad de aprendizaje personal y de ampliación de nuestra consciencia. Ojalá la aprovechemos individualmente para ir a una mejor versión de mí mismo. Si quieres. 


Si no quieres, puedes descalificar esta columna y ponerle un rótulo ninguneante.

Comentarios

Ese "miopia" es lo que hará espinozo el cambio que esta llegando. No sólo en Chile en todo el mundo.
Nuestra disociación tiene multiples indicadores, incoherencia, agresividad, miedo, engaño, entre muchos otros...
Tendremos que asumir posiciones y será retador, pues tendrán que ser las auténticamente nuestras. Si no estaremos, también, perdidos.
Felipe Landaeta dijo…
Todo evento relevante necesita de partes que luchan y partes que tienen una mirada superior, del sentido de lo que está pasando.
Espero que la lucha no se quede congelada en la polarización y que podamos ir más allá de esto, a lo trascendente, a los temas de fondo, para que la transformación ocurra.
La polaridad está dejando paso a una unidad superior que es la energía vital, este cambio en Chile no es algo fortuito o justo porque hoy a estos muchachos se le ocurrió afrontarlo (por ser de izquierda o comunistas, o anarquístas, o destructores de la "calma social" -ensoñación social diría yo-) sino que tiene que ver con un cambio energético, me alegra ver un despertar social, espero estemos mirando como dices Ignacio, pero también aportando, no sólo a través de nuestros pensamientos, sino a través de nuestros sentimientos, también a través del lenguaje que utilizamos (este crea realidades como bien dice Maturana) comunicando a todo nivel (trabajo, familia, amigos, etc.), generando consciencia, apertura, pero respetando pareceres, el respeto...ese es el valor guía de este cambio social-mundial. Gracias por tu espacio y el poder contactarte.

Daniel Palma Burgos.
www.surconciente.cl

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