La felicidad se construye

La mayoría de las personas cree que la felicidad es el resultado final de un largo camino de esfuerzo, la guinda de la torta de la vida y una especie de premio por las obras realizadas. La investigación empírica del tema de la felicidad rompe estas creencias tan expandidas entre la mayoría de nosotros. La felicidad se construye día a día, con actividades cotidianas concretas que nos van dejando esa vibración afectiva de tono positivo.

Sonja Lyubomirsky, de quien recomendamos su libro "La ciencia de la felicidad", define felicidad como la experiencia de alegría, satisfacción o bienestar positivo, combinada con la sensación de que nuestra vida es buena, tiene sentido y vale la pena.

Hay tres mitos de la felicidad que la ciencia ha echado por tierra: la felicidad se tiene que encontrar, la felicidad consiste en cambiar nuestras circunstancias y la tienes o no la tienes. La felicidad no se encuentra ni se busca: se construye. Las circunstancias de la vida (tener dinero, belleza, suerte) sólo explican el 10% de las causas de la felicidad. El otro 90% tiene que ver con nuestro desarrollo deliberado y conciente, que usa el potencial genético que está esperando ser activado para nuestra felicidad. Es decir, la felicidad está en nuestras manos, depende de nuestra decisión de ser feliz y prácticamente no depende de circunstancias externas. Todos tenemos el potencial de ser felices.

Depende de mirar el vaso medio lleno y no medio vacío. La felicidad es una forma de mirar el mundo, un estado mental y cognitivo con resultados emocionales. Si creo que el mundo es una porquería, lo será. Si creo que es un espacio para ser feliz, también lo será. Es decir, la felicidad no es una consecuencia de la vida, es una decisión activa y cotidiana, un input de mí mismo.

Para conseguir una felicidad duradera hay que introducir algunos cambios permanentes que requieren esfuerzo y dedicación todos los días de tu vida. Para ello, se estudiaron las actividades que hacen más felices a las personas. Son 12 actividades las que tienen el mayor poder de generar el estado de alegría y bienestar con sentido que llamamos felicidad. Léelas y piensa en elegir 4, las que mejor se adecuen a tu estilo y forma de ser y a tus gustos.

Selecciona 4 de las siguientes: expresar gratitud, cultivar el optimismo, evitar pensar demasiado y evitar la comparación social, practicar la amabilidad, cuidar las relaciones, desarrollar estrategias para afrontar dificultades, aprender a perdonar, hacer más actividades que realmente te atraigan, saborear las alegrías de la vida, comprometerte con tus objetivos, practicar la espiritualidad y ocuparte de tu cuerpo.

Nadie es superman ni batichica como para poder hacer estas 12 actividades todos los días. Siempre hay 4 que nos salen más fácil y unas 4 que no nos dan ganas. Elije las 4 más atractivas para ti y concéntrate en practicarlas todos los días. La felicidad se consigue en el gimnasio afectivo, entrenando el músculo de la felicidad diariamente, para cuando la vida nos golpee con malas noticias, tengamos la fortaleza afectiva y la resiliencia de sabernos creadores y generadores de nuestra propia felicidad.

Y tú, ¿qué decides?, ¿ser feliz o seguir esperando que alguien de afuera o alguna circunstancia te haga feliz? Si esperas eso, la ciencia te asegura que serás infeliz. Es hora de cambiar y tomar tu felicidad en tus propias manos, pues nadie hará por ti lo que tú no estés dispuesto a hacer por ti.

La mesa está servida, te acabamos de contar los ingredientes de la felicidad y sólo falta tu decisión de cocinar y ser la persona feliz que eres en potencia. Sólo depende de que quieras serlo y practicar las actividades de la felicidad. Es simple en lo conceptual y difícil de sostener la práctica diaria, aunque es el único camino posible, el que se hace al andar.

Comentarios

Anónimo dijo…
Es lindo lo que dices Ignacio. Creo que parte fundamental de la felicidad consiste en decidir tomar la vida en tus propias manos. Y eso a veces es doloroso, por que en ocasiones es más fácil externalizar las responsabilidades, pensar que "alguien" en "algún lugar" tiene la culpa de lo que nos pasa.
Decidir ser feliz, implica entonces, tener la valentía de hacerse cargo de uno mismo, de darse cuenta de los seres creadores que somos, y eso aveces duele o se hace demasiado grande... sin embargo, una vez enfrentado el acto heroico de quererse y hacerse cargo, la vida toma sentido, y la alegría en el corazón llega como por arte de magia.
Aquí practico la gratitud: ¡Gracias Ignacio por tus iluminadoras entradas!
Aqui comienzo a utilizar el primer ingrediente: ¡Gracias Ignacio por tus iluminadoras entradas!

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