Andrés Velasco por los palos. La Concertación, quién sabe

Pocos dudan de la inteligencia técnica de Andrés Velasco. Economista, vivió el exilio de su padre, estudió en Estados Unidos y llegó a ser profesor de Harvard y ex-ministro del gobierno de Bachelet. Durante esos 4 años mostró un rigor fiscal ampliamente criticado por la Concertación y afinó su capacidad de conversación y negociación política.

Esta semana dió el paso más relevante que un personero de la Concertación haya realizado desde su derrota a manos de Sebastián Piñera: se declaró disponible para ser candidato presidencial. Francisco Vidal, ex-vocero de Bachelet y un político provocador, irónico y hábil como pocos, tuvo la desfachatez de culpar a Velasco de la derrota de Frei en las últimas presidenciales, en una patética búsqueda de un chivo expiatorio.

Hay que ser muy patudo. Además de ser un sobre simplificación de la realidad, de reducir un fenómeno de muchas causas a que Velasco no autorizó el dinero para el post-natal y la eliminación del 7% de salud a los jubilados y de intentar deslegitimar la opción presidencial de Velasco, Vidal revela los manotazos de ahogado de la Concertación. Su desproporcionada reacción hace pensar que Velasco leyó muy bien el momento político para lanzar su postulación a la candidatura presidencial.

La grave falta de representatividad que muestran los partidos políticos actuales, muestra que esta estructura de representatividad abre espacios para nuevas alternativas, con criterios grupales más inclusivos que la binominalidad Alianza- Concertación. Desde su derrota, la centro-izquierda no ha mostrado capacidad de articular un nuevo objetivo superior, épico y en perspectiva país que los haga superar sus diferencias y, lo más importante, acoger las necesidades y sueños de parte de los ciudadanos. Ya se murió Pinochet, se recuperó la democracia y perdieron el poder, por lo que los tres factores que los unían son parte del pasado. Y si bien recuperar el poder los mantiene juntos, su baja aprobación a nivel ciudadano les quita base electoral de cara a las elecciones del 2014. Sin una nueva oferta atractiva y emotiva para los chilenos, es poco probable que recuperen el poder en 2014, a pesar de los numerosos autogoles y errores del gobierno de Piñera, que suman y siguen.

Está la mesa servida para que aparezcan personas que articulen nuevos referentes y esperanzas. Los hay desde los más personalistas y anti-sistémicos, como Marco Enríquez-Ominami, hasta los que tienen una mayor base de transversalidad ideológica, como Velasco.

¿Dónde clasificamos las ideas de Velasco? Para muchos, a la derecha de la derecha, y es de la Concertación. Es ideológicamente plástico y encarna las ideas más liberales. La clave es que su figura rompe el eje Alianza-Concertación. Es probable que quienes más lo rechacen sean los de ideas de izquierda más asentada, como Francisco Vidal, el PS más antiguo y el PC. De hecho, Velasco capitalizaría el intento de Piñera de captar electorado de centro. Piñera busca activamente eso, tanto con algunas de sus medidas sociales concretas como con su sistemático recuerdo de su origen familiar DC.

Si la postulación de Velasco prospera, patea el tablero del ajedrez político actual. La Concertación tendría dos opciones: o lo valida como un postulante para sus primarias o se divide en torno a su figura. Lo interesante es comprobar su habilidad política. Velasco elige un momento inteligente: cuando la Concertación está con uno de los peores rating de su historia y cuando cometió el grave error de no asistir a la invitación presidencial para abordar juntos las crisis actuales, sepultando la política de los acuerdos y los consensos. Que Velasco tiene visión, inteligencia y muñeca, las tiene. Mucho más allá de su capacidad técnica.

Bonito desafío para la Concertación. Entre la falta de liderazgos y de presidenciables competitivos (con excepción de la ex-presidenta Bachelet), Velasco se autopostula, Vidal le dispara penosamente y la Concertación enfrenta un desafío mayor como coalición: definir qué harán, pues desde que ganó Piñera se han dedicado a sobrevivir, apoyar buena parte de los proyectos del gobierno para favorecer la reconstrucción y criticar. De ideas y proyectos propios, poquito y nada.

La postulación presidencial de Velasco pone tensión, acelera las cosas, saca de la obviedad que Bachelet será la carta 2014 y, por lejos lo más interesante, abre la opción de la irrupción de un movimiento que se apropie de las ideas liberales, esas que parece que ganarán el 2018 ó 2022, pero que terminarán ganando, superando la actual distribución del sistema político chileno. Veremos cómo se dará esta batalla de egos. Esperemos que con la mayor visión por el bien común, en particular los chilenos más pobres y vulnerables, los que tienen menos herramientas y contactos para rascarse con sus propias uñas.

Comentarios

Pía Cordero dijo…
Ignacio
Que buen post. Comparto tus comentarios.
Cómo se rearmará la Concertación es el cuento. Bien Velasco.
Me llamó la atención lo progresista de su postura en una entrevista que dio en la revista Qué Pasa.
Saludos,
El tema del cambio ya no es propiedad de derechas ni izquierdas. El progresismo y la mirada liberal están rompiendo ese eje. Será Velasco, Orrego, Golborne o quizás quién. El socialismo demostró no ser útil para administrar los estados y el capitalismo tiene desequilibrios vergonzosos. Alguien tiene que encarnar algo así como la mirada liberal social demócrata europea
O inventar algo nuevo

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