Jacqueline Van Rysselberghe: un pan de Dios


(Publicado en blog La Tercera, 18 abril 2011)

Sorprendió ver a Jacqueline Van Rysselberghe en Tolerancia Cero. Tranquila, con cara angelical, tono de voz suave, lento ritmo para hablar, cabeza hacia el lado y sonrisa lánguida. Ante las preguntas más directas sus respuestas estándares fueron tres: decir “eso no fue así”, coquetear con una sonrisa o usar el humor.

La ex intendenta produjo el mayor revuelo político de los últimos meses, generando una importante tensión UDI-Gobierno y permitiendo que la Concertación se articulara tras la acusación constitucional en su contra. Los videos donde ella hace promesas que en la práctica son engañar a su propio gobierno son evidencia pública. La tormenta desatada era evidente y la entrevistada Van Rysselberghe parecía venir de otra planeta, como que nadie nunca le hubiera contado qué pasó, con una actitud extrañada y ajena a lo que se le preguntaba. Buscó bajarle el perfil a todo y decir que nada fue tan importante. Lo que para otros es grave para ella son detalles menores. Terminaba sus frases mirando a los ojos y sonriente, en el juego de firme y dulce.

En esa entrevista ella tenía el objetivo de dar la cara y no ser denostada, ganando puntos de imagen para una futura postulación senatorial. Era su momento y había que capitalizarlo en rating y exposición pública. Lo consiguió muy bien. Su estrategia fue la del pan de dios. Una niñita que nunca hizo nada, donde su caudillismo parece un juego de niños y que ante las preguntas más duras ponía cara de extrañeza y con tono dulzón decía que la realidad era diferente. Actitud de mosquita muerta. Los errores nunca fueron y se deja flotando en el aire que hay mala intención en los adversarios políticos para decir falsedades. Cuando se sintió algo más acorralada, poquito, apeló a su trayectoria como argumento de autoridad.

Parece que algunos personajes públicos tomaron nota de la efectividad de su estrategia pan de dios. Sabas Chahuán usó varias veces el mismo estilo en el programa Estado Nacional, bajándole el perfil a niveles sorprendentes a su cita con Eliodoro Matte y haciendo afirmaciones dudosas, como que recibe con la misma prontitud a cualquiera. Todos sabemos que no es así.

En ambos casos el panel de entrevistadores veía que el entrevistado esquivaba las respuestas, no se hacía cargo de la evidencia y mantenía una superficialidad indeseada. La forma que intentaron fue hacer preguntas directas y duras, para remecer al entrevistado. Pero un pan de dios bien entrenado no se altera por eso.

Desde la psicología propongo a los periodistas un par de formas de hacer hablar a los panes de dios. Sus preguntas eran a nivel de contenidos. Les recomiendo reflejar la actitud y la conducta no verbal del entrevistado, siendo un observador de cómo el otro se está comportando. Eso es más profundo que los contenidos: es la actitud. A Van Rysselberghe se lo podría haber dicho que estaba en actitud de pan de dios y confrontarla con eso, develando sus estrategias elusivas. Lo más probable es que ella no se saliera de libreto pan de dios, aunque a la audiencia se le haría claro el juego que intentaba poner en escena la entrevistada. Así al menos queda como pan de dios en los contenidos pero nos podemos acercar a una mejor lectura de su actitud real cotidiana, alejada de las auras angelicales.

Como lo efectivo se copia, intuyo que vamos a ver aparecer varios panes de dios en las próximas semanas. La sugerencia a los periodistas es preguntar describiendo la actitud del entrevistador y forzándolo a que se haga cargo de la misma. ¡Cuanto más entretenidas y verídicas serían muchas entrevistas!

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