El reality show de la boda real

(Publicado en blogs La Tercera, 29 abril 2011)


El matrimonio de Lady Diana y el poco carismático príncipe Carlos en 1981 marcó la complicidad entre farándula, televisión y realeza. La masividad de esa trasmisión y la cantidad de gente que la vio y comentó le dio un lugar que antes no tenía, lo que se confirmó con el impacto mundial de la muerte de Diana y la especulación de conspiraciones para asesinarla.

El matrimonio entre el príncipe Guillermo y la plebeya Kate Middleton se puede ver al menos desde tres puntos de vista: el farandulero, el psicológico y el socio-cultural.

Desde la farándula sensacionalista se puede ver como el cuento de hadas que sólo sirve para alimentar a adolescentes soñadoras y a los seguidores de las fábulas Disney en versión actualizada. Claramente no es así. El publico que mira este tipo de espectáculo es de todas las edades, por lo que apela a intereses transversales en edad. Esta puesta en escena es un show amplificado, un reality que distorsiona la realidad y donde todos sabemos tácitamente que se juega un juego falso, pues la vida finalmente no es así para casi nadie. Cumple su objetivo de aumentar el rating de la monarquía, sostener el sistema cultural en que está inserto y entretener a los plebeyos. Pan y circo. Esta es la parte del circo.

El príncipe y la plebeya, la fantasía de ser una princesa y de tener una vida de lujos haciendo poco son componentes de este cuento de hadas, que normalmente termina siendo una historia de brujas con finales usualmente infelices. ¿Terminará Kate como Lady Di, abandonada y criticada por la monarquía, muerta en circunstancias no aclaradas? El guión morboso se comienza a escribir. Quien sabe cuántas páginas nos regalará.

Psicológicamente, las bodas reales son un arquetipo de unicidad. Se relacionan con las bodas alquímicas antiguas, y como todo seguidor de Jung sabe, tiene que ver con la integración de las polaridades y el logro de un mejor nivel evolutivo. Las bodas tienen su interés por la integración de lo real (el príncipe) con la plebeya, dos mundos que convergen, así como dos estados internos que buscan la integración para llegar a mayores niveles de felicidad. Este significado mítico es lo que nos emociona y remueve del rito, pues nos conecta con los momentos trascendentes de nuestra vida en que nos acercamos a la unicidad, aspiración de la raza humana en todas las tradiciones históricas.

Socio-culturalmente, este matrimonio y su difusión revelan el modelo socio cultural imperante en occidente, dividido en castas, clases o cualquier categoría que separe a las personas. Este modelo vertical de sociedad requiere a un grupo de poderosos en la cúspide, poder que emana de la realeza, el dinero y la propiedad de los bienes, el control de los medios o el poder político. Muestra que hay ciudadanos de primera y segunda clase. La realeza es un símbolo de personas que están en un lugar especial, sin ningún mérito personal más que la genealogía, ser hijo de. Su prestigio en la estructura social debiera ser por lo que hacen y no por la familia en la que nacieron. La monarquía es lo opuesto a la meritocracia, donde se asciende socio económicamente de acuerdo al propio esfuerzo y trabajo. La realeza es una señal de la sociedad que muchos quisiéramos cambiar. ¿Hacia qué tipo de sociedad? Una de comunidades auto sustentadas y articuladas entre sí.

Las sociedades que ponen a la comunidad como centro de la estructura social son horizontales, se dividen en roles y no en categorías de dignidad de personas, y su conducción queda en manos de quienes por sabiduría, mérito y experiencia son reconocidos por sus pares como autoridad. Es la mirada comunitaria a la que intuyo nos moveremos en los próximos siglos, con una estructura económica descentralizada. No tengo idea cómo sucederá. La estructuración actual de los países y el modelo capitalista que lo articula no hace mérito a lo propiamente humano, a la legitimidad de todos en niveles similares, donde es esperable tener resultados diferentes según los propios resultados desde un espacio de igualdad de oportunidades básicas, con límites razonables.

La boda de Guillermo y Kate no es real. Es un reality show de este tipo de sociedad imperante, que tendrá a muchos entusiasmados y anestesiados ante el rito que reafirma la sociedad actual.

La mirada parece grave. Si usted está por lo farandulero, páselo bien con la boda real, mire los vestidos, los invitados, las miradas, los lujos, el menú, la luna de miel y el estatus de los invitados. Es una perla que pocas veces ocurre. Es legítimo, así que a comentar, disfrutar y emocionarse. Si usted está por lo más reflexivo, saque sus propias conclusiones. Creo que para la mayoría esta boda es ambivalente, nos gusta y nos molesta, queremos estar enterados y nos da lo mismo.

Comentarios

Unknown dijo…
Estimado Ignacio:

Independiente de que sea una boda real, lo que importa es que ellos tengan conciencia de que lo que están haciendo. Para que sea un cuento de hadas tiene que haber sincronía, comunión y complicidad entre quienes adquieren un compromiso de por vida, y eso no necesariamente tiene que ser en una boda real. Ellos no escogieron nacer hijos de, pero sí ellos pueden torcer el destino para que no carguen con la mochila de generaciones anteriores.

Si hay amor entre ellos es porque hay comunión y será diferente. Si no sería una pena.

Por mi parte les deseo todo el amor y buenos deseos, y que reciban todas las bendiciones que como jóvenes se merecen.

Un abrazo amigo.

Claudia Crnejo Toledo
¡Chuta! La verdad Ignacio, es que lo que más sabía sobre esto, es que se casa el hijo del príncipe Carlos. Y digo eso, pues con tu conclusión final, parece que soy de los que realmente no están ni ahí con esta famosa boda, que dado lo que leo, es una muestra tragicómica de lo que es el apego a lo mundano.

Y bueno, como dices, acepto y respeto que haya gente que le guste el cuento, ya sea desde lo psicosocial, psicológico, farandulero, soñador de cuentos de hagas, de la moda, o cualquier otro motivo.

Al menos, me hice recordar el estar acostado en regazo de mi abuela, viendo la boda de Carlos con Diana... ...precioso recuerdo... ...es estar con mi abuela!!!

Entradas más populares de este blog

Especialismo

Luces y sombras de la encuesta Great Place to Work

Constelaciones de energía