Renacer

Como muchos he leído en los diarios que estamos en un cambio de época, pasando de la era de Piscis a la de Acuario, en los albores de un tiempo que despuntaría como espiritual, dejando atrás el sesgo racionalista del tiempo que termina. Como no sé nada de las eras según la lógica zodiacal y superando mi ignorancia y mis prejuicios sobre este tipo de lógica, leí en las vacaciones el libro "Renacer" de Jaime Hales, abogado y tarotista. Reconozco que pensé encontrarme con un libro infundado, cargado de frases con poco sustento, excesivamente esotérico y más orientado a la auto ayuda que a la reflexión sistemática y profunda.


Renacer fue un excelente tapabocas. Es un libro culto, con una mirada histórica exhaustiva, y con múltiples fuentes de información. Desde esa seriedad, Hales aborda los temas de los mitos arcaicos, las eras astrológicas, la mitología griega, el mito arturiano y su impacto en la civilización actual, y la era de Acuario que vivimos. La cantidad de información interesante y desconocida fue muchísima, y resumiré aquella que me resultó más novedosa y movilizante.


Conceptualmente es interesante la definición que Hales realiza del enfoque holístico y sus grandes principios humanos. No es una teoría ni un enfoque en si mismo, sino que es una mirada meta-teórica, una especie de continente para ser llenado con diversos contenidos cuya inspiración sea la comprensión del sentido de lo humano, su rol en esta encarnación y su referencia a lo Superior y lo divino como referente existencial. 


En palabras del autor,"este es el desafío humano: vivir la experiencia de la encarnación, seres concretos e históricos, dotados de muchos atributos y que en esencia somos un alma trascendente. Por eso nuestra vida se da en un continuo de ambos planos: entender que nuestras acciones son trascendentes y concretas a la vez, y que los efectos de todos nuestros actos tienen dimensiones espirituales y materiales". A la base de su mirada se concibe al ser humano como la integración de la corporalidad, las emociones, los afectos y el espíritu.

En su búsqueda holística, Hales escribe un gran capítulo sobre "las leyes fundamentales" de lo humano, aquello común y universal dentro de nuestra diversidad. Distingue 7 leyes rectoras de la vida, a saber: 

  1. Ley de la unicidad: en el origen somos uno, un arquetipo Uno, perfecto, divino y eterno. 
  2. Ley de la polaridad: ese Uno se materializa en dos puntos, dando sentido y proceso a la vida, en búsqueda del retorno a la unicidad. 
  3. Ley de la tríada mística: la polaridad se resuelve con un salto a la trascendencia, que nace desde lo profundo e interior de la persona.
  4. Ley de causalidad: todo tiene una causa, nada es azaroso ni inmotivado. "El sentido de las cosas que suceden es importante porque pertenecen a una "secuencia que se explica", más allá de los hechos específicos.
  5. Ley de la sincronicidad: "consiste en la conciencia de la simultaneidad de los procesos y la estrecha relación que tienen los componentes de la realidad temporal".
  6. Ley de la tarea o el karma: "el karma es la tarea que tenemos que cumplir producto de nuestra historia", por lo que nuestra vida es la oportunidad de completar lo inconcluso y avanzar hacia lo Superior.
  7. Ley del cumplimiento o satisfacción: la tarea existencial está para cumplirla, sin quejarse. Ello genera satisfacción existencial y la posibilidad de la completitud personal.

A la base de su mirada está la concepción de las personas como seres energía, depositarios de la herencia divina original. Afirma que "la verdadera tarea es la expansión de la potencia divina que reside en el interior de cada uno, en un simultáneo proceso de inserción en la realidad terrenal". Como hemos dicho en otras columnas, para expandir esta potencia divina se nos regaló el instrumental básico: un GPS interior que es nuestra responsabilidad escuchar y mantener calibrado en afectos armónicos, y un equipo electrógeno que autogenera y autoproduce energía positiva sobre una tasa de positividad/negatividad mínima de 2,9. Bajo este número, no funciona.


La era de Acuario estaría marcada por un acceso a la libertad individual, a la integración de la racionalidad con las emociones positivas, a un mayor influjo de lo femenino y una creciente integración con lo masculino, a un retorno de la mirada hacia la espiritualidad natural de lo humano en sus mejores niveles de desarrollo y al asentamiento de la noción de comunidad por sobre lo individual, el nosotros por sobre el yo, el bien común por sobre el egoísmo apropiador.


Según la mirada astrológica, los siguientes 2000 años estarán caracterizados por ese acceso a lo mejor de las personas, aunque quedarían varias décadas de lucha entre la racionalidad que se retira y la espiritualidad que se pondrá al centro, en un largo parto de lo que está por venir. Veremos si eso sucederá y cómo ocurrirá este renacimiento.

Comentarios

Mariana dijo…
Súper interesante.
¿Habla algo sobre la ley de la manifestación (o de la atracción como popularmente se conoce)?
Gracias por compartir tus impresiones.
Mariana dijo…
Súper interesante.
¿Habla algo sobre la ley de la manifestación (o de la atracción como popularmente se conoce)?
Gracias por compartir tus impresiones.
Romi Matiesen dijo…
Lo holístico que mencionas, ¿tiene que ver y/o está en la línea de lo que dice Patricia May, que somos parte del Todo, y el Todo es parte nuestra?
Saludos,

Romi.
Así es Romi. La misma idea

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