Cómo reducir la negatividad
Si tuviéramos sed, no beberíamos de una copa con agua descompuesta, sucia y tóxica. Primero botaríamos esa agua, lavaríamos la copa y sólo ahí la llenaríamos con agua fresca. Con las personas pasa lo mismo. Antes de ir a nutrirnos de positividad es necesario que saquemos nuestra negatividad, que vaciemos lo tóxico, botemos lo que nos tiene atrapados en círculos viciosos o atados a personas y situaciones indeseadas.
El primer paso para el crecimiento personal es limpiarme, dejar atrás los comportamientos tóxicos, las relaciones dañinas, las propias creencias que me tienen autolimitado y las emociones de bajo nivel, por rico que se sienta dar rienda suelta a la ira, la agresión, la envidia y el descontrol. Son gustitos de corto plazo que nos ponen tóxicos y hacen que perdamos los efectos buenos de los afectos superiores. Lo que hago y logro depende de la atmósfera emocional interna que yo mismo me genero. Si mi interior está despejado, con sol y calientito, mi vida florecerá. Si mi clima interno está con nubes, frío, oscuridad y lluvia, mi vida se marchitará.
Es necesario drenarnos, limpiarnos y purificarnos de lo tóxico que hay dentro de mi y en las relaciones con otros. La pregunta es cómo hacerlo. El enfoque de Psicología Positiva ha investigado las formas para reducir negatividad que han demostrado ser empíricamente efectivas y que nos ayudan a tener el control de nosotros mismos, sin culpar a las situaciones u otras personas de lo que nos pasa. Son formas para dejar de ser víctimas y asumir el protagonismo de nuestra vida. Nadie hará por mi lo que yo no estoy dispuesto a hacer por mi.
Para ser protagonista de tu propia vida, encárgate de la gente negativa que te rodea. Aquí no valen las justificaciones, el decirse que estoy obligado a estar en un trabajo, con una pareja o con personas desagradables. Todas las relaciones son libremente elegidas y si yo decido permanecer en ambientes negativos (por la creencia que sea), es eso, mi decisión. Hay tres mecanismos básicos para frenar la negatividad. Lo primero es modificar la situación social, el contexto en que me desenvuelvo. Si mi jefe es insoportable, los amigos de mi pareja me caen mal, si algún familiar se ha puesto pesado, dice cosas desagradables o se mete más de la cuenta en mi vida o familia, si las reuniones sociales a las que voy ya no me agradan o las encuentro vacías, es necesario alejarme de esas personas y esas situaciones. Las relaciones se volverán más formales e impersonales, lo que es un costo pequeño al lado del blindaje personal ante la negatividad ambiente. Otra forma de cambiar lo social es ser activo en poner temas positivos, cerrar los espacios de pelambre y crítica, y usar el humor. Todos conocemos el poder del humor y cómo ayuda a salir de las arenas movedizas negativas.
Si por cualquier razón es inevitable estar en una situación negativa, aparecen los otros dos mecanismos básicos para detener la negatividad: administrar la propia atención y cambiar los significados. Las emociones derivan de dónde pongo mi atención. Si me concentro en mis pensamientos de incomodidad y estoy en un permanente diálogo interno de "qué hago aca", lo pasaré mal y estaré negativo. La clave está en poner la atención en focos diferentes, ya sean personas agradables, conversaciones entretenidas o pensamientos propios útiles.
Cuando la situación es inevitable, mis emociones dependen de cómo interpreto ese momento. Si no la acepto, entraré en la emocionalidad de la impotencia, la rabia y la resignación. Si acepto la situación, emergerá la emocionalidad del hacedor, el protagonista y el emprendedor. Por lo mismo, la clave para enfrentar situaciones negativas inevitables es modificar las propias interpretaciones, buscando el significado positivo oculto tras la apariencia negativa. Lo que nos daña no son los hechos, son nuestras interpretaciones de los hechos. Enfrentado a situaciones difíciles, la pregunta espontánea es por qué me pasa esto. Eso conecta con el pasado y las emociones negativas. La forma de modificar la propia interpretación es preguntarse para qué, qué sentido tiene que eso suceda, que aprendizaje debo hacer para seguir evolucionando, qué oportunidad de expansión me trae la stuación desagradable o la crisis dolorosa. Eso conecta con el futuro, con las posibilidades y con el crecimiento.
Las otras formas que han mostrado efectividad para sacar la negatividad de las personas son darle batalla a los propios pensamientos negativos; evitar juicios, críticas y condenas; romper el hábito interno de rumiar; llegar a ser más abierto de mente; desenterrar las propias minas-personales de negatividad y los automatismos de negatividad gratuita que todos tenemos; evaluar y rediseñar el consumo de medios, dejando de ver noticias y programas que producen emociones bajas; y encontrar sustitutos para los pelambres y el sarcasmo, saliéndose de conversaciones peladoras.
Estas formas de reducir negatividad están a la mano de cualquiera de nosotros. Depende de si quiero sacar eso pegajoso y oscuro que hay dentro de mi y en mis relaciones. Es mi decisión querer limpiarme, sacudirme de lo pesado, botar lo tóxico, alejarme de mi negatividad y de los otros, y limpiar mi copa para recibir la positividad natural de lo humano.
Comentarios
Un abrazo
Saber perdonar y perdonarnos es también otra forma de limpieza, aún sabiendo que quizás sea mejor mantener las distancias de lo que nos puede hacer daño.
Un fuerte abrazo y mi amor, aún en medio de mis defectos y mis errores.
tuyo, Pablo.