La reacción post-terremoto en las empresas
Desde la fecha del terremoto y maremoto he puesto mi atención en conocer cómo las empresas reaccionaron ante la crisis, cuáles fueron sus prioridades y qué lugar jugó la preocupación por las personas en esta situación extrema. Hay de todo. Como esa empresa de entretenimiento que exigió a los trabajadores presentarse a trabajar al turno de las 10 am del sábado 27 de febrero, bajo amenaza de despido.
Observé desde este extremo de inhumanidad, pasando por las empresas que pusieron su foco en abrir sus locales y sucursales sin preocuparse por la gente, hasta aquellas que pusieron toda su atención en saber y encontrar a todos sus trabajadores y sus familias. Es decir, esto va desde los que sólo les importó el negocio hasta los que pusieron en prioridad uno el encontrar a las personas y, en segundo lugar, darle continuidad operacional a sus servicios. Ante esta crisis se revelaron las verdaderas prioridades y criterios de decisiones de los dueños y ejecutivos de empresas, por lo que sus acciones son un libro abierto para leer qué los mueve, más allá de las palabras. Aquí vale la acción encarnada y real, esa que es de verdad. Las palabras pueden ser de mentira o de conveniencia. Como me comentó un gerente de una empresa financiera, “qué fuerte es ver que tu empresa dona cientos de millones de pesos a la Teletón y hacia dentro no les importa nada”.
En las empresas que se preocuparon por las personas llama la atención que, mayoritariamente, llegó hasta las necesidades de sobrevivencia, es decir, había que chequear si los trabajadores estaban vivos y sus casas en pie. La preocupación fue por la vida y lo material básico. Luego de ello, el foco pasó a restituir las operaciones de las empresas, como una manera de levantarse y contribuir a la reconstrucción.
Las conversaciones entre las personas revelaron eso y todos lo vivimos. Si están las personas vivas, si sus casas o departamentos sufrieron daños, y cómo lo vivieron. Después de esas preguntas, a trabajar se ha dicho.
Es aquí donde hay que enfatizar la necesidad que en las empresas, particularmente en las relaciones entre jefe y equipo, se abran espacios de conversación sobre los efectos personales y organizacionales del terremoto, con un especial énfasis en escuchar y compartir los miedos, para drenar el stress post-traumático que atrapa a miles de personas. Las personas estamos y seguimos asustadas y, desde la organización, una de las mejores maneras de recobrar el equilibrio y la tranquilidad es contando con un colchón afectivo que me contenga y con un equipo que mediante su escucha reconfigure una conectividad y un clima positivo que me permita mostrar mis temores sin vergüenza ni pudor. Que mi vulnerabilidad, mis fantasías catastróficas y mis temores de no saber manejarme bien ante las réplicas se acojan con normalidad.
Esta “pequeña intervención”, que no durará más de 90 minutos, facilitará que las personas sepan que sus temores son normales, que en su trabajo eso es compartido y que todos tienen algún susto, independientemente del cargo. Sentir eso nos permite seguir adelante, valida mi estado emocional intensificado y me permite recobrar el equilibrio personal para la vida y el trabajo. No es hora de hacerse los duros, los hiper productivos y esconder los afectos. Es al contrario. Si percibo ese colchón afectivo y abro mis miedos, la carga se comparte, el foco traumático pierde fuerza, la energía afectiva se libera, sé que cuento con otros para ser ayudado y mi atención puede volver a ponerse en mi trabajo.
Todos queremos ayudar a que nuestro Chile se levante rápido y mejor. Quienes somos jefes tenemos mucho que aportar creando estos espacios de conversación con nuestros colaboradores. Sin ello, el desempeño pre-terremoto demorara bastante más en recobrar su nivel y puede tener costos personales y organizacionales invisibles en el presente.
Comentarios
Me gustó mucho tu columna. Gracias.
Gracias por poner este tema.
Tú me conoces y sabes mi onda.
Me tocó personalmente ser rechazado por una de estas empresas "top" que se pusieron en la Teletón. Les fui a pedir un pequeño aporte, ni siquiera con dinero,sino con productos para el programa de coaching social que estoy desarrollando con otras personas. Me preguntaron, ¿van a salir en la tele o en la prensa? Ante los cual les respondí que eso no lo podía decir yo. "Entonces no nos interesa" ¡Plop!
Y, por otra parte, una empresa pequeña me pidió hacer una charla y mini taller para "intervenir el estado emocional" de las personas, y la respuesta de la gente fue extraordinaria, y muchos de ellos, se pusieron con dinero y cosas la travesía a Cobquecura y Constitución que realizaremos con nuestra intervención de Coaching Social.
Y, lo otro, es que los lamentablemente, los jefes no están preparados para intervenir en crisis, ni menos en la emocionalidad de sus equipos, no porque sean "malas personas",sino porque nadie les ha enseñado(como a la mayoría de los chilenos).
Columnas como la tuya ayudan a tomar conciencia.
Ojalá que las campañas internas de todas las empresas tuvieran que ver más con un apoyo moral que con donación de "alimentos no perecibles"...
Te agradezco enormemente el incluirme en tu red de contactos ya que tus columnas me ayudan a conectarme con un mundo tan distinto a mi realidad diaria, pero eso es lo mejor, ya que fortalece mis creencias y me permiten mantenerme en la dirección correcta.