Aprendizajes 2009

Este año hemos graduado la cuarta generación de estudiantes del Magíster en Psicología de las Organizaciones de la Adolfo Ibáñez, que tiene como uno de sus ejes articuladores el desarrollo y certificación de competencias personales para el alto desempeño. Realizando una revisión reflexiva con el equipo académico hemos levantado lo que han sido nuestros principales aprendizajes 2009 y me permito compartirlos pues nuestro desafío de formar personas técnicamente innovadoras y personalmente integradas es exactamente igual al que enfrentan las áreas de gestión de personas en las organizaciones.

Los aprendizajes centrales han sido:

- La total convicción en el aprendizaje experiencial encarnado. Si no se experiencia, no existe. Si no se encarna es sólo intelecto. Sin acción no hay aprendizaje.

- La gestión de la diversidad aporta muchas ventajas a los equipos y tiene límites culturales y generacionales, pues requiere de la flexibilidad y aceptación de los integrantes de los mismos.

- En el desarrollo de competencias, el acompañamiento amoroso desarrolla competencia. Lo amoroso tiene que ver con un contexto de seguridad, confidencialidad y apreciatividad que ponga el foco en los recursos más que en las carencias.

- Lo más difícil no es aprender, es desaprender. Desaprender requiere tener un ancla de afectividad sólida que me permita dejar los ropajes y comportamiento antiguos (creencias e identidad) para abrirme a la generatividad y la plasticidad conductual de las nuevas actitudes y conductas. Es permitir que emergan nuevos repertorios, nuevos yoes. Como dice Francisco Varela, microidentidades para microcontextos. El ancla afectiva es imprescindible para desplegar el cambio personal.

- La horizontalidad es una conquista de la automaestría y es determinante como actitud organizacional. El rol y la autoridad del cargo imponen el sentido de urgencia y la exigencia de resultados, y eso multiplica su efectividad cuando se hace desde una actitud horizontal y apreciativa.

- Reconfirmamos la centralidad y valor de la retroalimentación contingente y sistemática, en contextos de desarrollo y cuidado interpersonal. Exponernos al juicio de la propia incoherencia es bueno pues nos regresa a la actitud del “estudiante de la Vida” y minimiza los riesgos de creerse gurú o superior a otros.

- La gestión del sentido es central a nivel personal, grupal y organizacional. La claridad del referente existencial que me (nos) mueve es lo que permite desplegar los procesos de innovación personal y organizacional.

- El proceso de cambio personal exige inmersión profunda e intensa, y una convicción y certeza en que lo imaginado, soñado y visualizado se logrará con rigor, centramiento y persistencia.

- Finalmente, el desarrollo de la horizontalidad constituye el parámetro de control del cambio de observador en el proceso de innovación y cambio personal, y se erige como un valor a irradiar desde adentro hacia fuera.

Sin dudas hay muchos otros aprendizajes, cual joya multifacética. Cada uno de los que hemos estado en el MPO podemos decirlo en nuestras palabras, con mi vibración, tonalidad y énfasis. Invito a los MPO de todas las generaciones y a cualquiera que haya hecho un proceso conciente de cambio personal, a que se animen a comentar cuáles fueron sus aprendizajes más relevantes, pues leo este listado y es una síntesis pálida y descafeinada de la alquimia compleja y multivariada del aprendizaje personal y colectivo que emerge en el MPO.