Automaestría


La evidencia de personas que se han guiado por su verdad interior muestra que alcanzan altos niveles de felicidad y de servicio a los otros, que viven la vida con optimismo y que reordenan sus prioridades humanas. Al buscar dentro de si mismos aparecen los otros, es decir, no hay egocentrismo sino que servicio, entrega y metas colectivas. Desde la mismidad se despliega la alteridad. Dentro de nosotros y en contacto mediante el GPS interior está representado todo el universo de posibilidades. Y eso es con otros. Quienes han hecho este camino evidencian que han desarrollado la automaestría para alcanzar el liderazgo y la innovación personal.

La automaestría es la conciencia del propio camino y el proceso de evolución y aprendizaje permanente de mejores formas de comportamiento, tanto con uno mismo como con los otros, buscando siempre las respuestas en el maestro que mora en nuestro interior y que se revela en el control de la propia energía.

En cuanto conciencia, la automaestría tiene la capacidad de iluminar y hacer claridad sobre lo difuso, lo ambiguo, lo discordante o lo oscuro. La automaestría facilita que se revelen y encuentren las respuestas que la persona busca. Es ver lo que no se había visto y hacerlo desde una perspectiva más amplia y global, situando todo en una nueva visión y generando un nuevo sistema de significados y valores. Lo que antes parecía grave ahora puede parecer un dato a enfrentar como parte de la propia vida. Lo que antes pareció un escollo insalvable para el propio desarrollo puede verse como un hecho doloroso que aceleró la conciencia personal y abrió nuevas posibilidades. Lo que antes parecía lo máximo, hoy puede verse como un paso necesario para seguir avanzando. Lo que antes provocaba éxtasis y alegría, hoy puede verse como pequeño, egoísta y parte del egocentrismo que todos vivimos y debemos ir domando. Lo que antes parecía una creencia y un valor intransable hoy puede verse como una inflexibilidad de juicio, rigidez por temor a la propia indefensión o simplemente una etapa de mi desarrollo moral.

La automaestría es una nueva luz, un claro que permite remirar la propia vida y un umbral reflexivo que nos trae nuevas respuestas y amplias posibilidades. Es mirar desde arriba, volando en helicóptero o subido en un balcón, con esa tranquila distancia que permite ver lo que no se veía, permite ver el bosque y no sólo los árboles, permite ver el cuadro general y no sólo las pinceladas de detalle. Es ver el todo y saberse parte del mismo.

En cuanto proceso, la dirección orientadora de la automaestría es hacia la perfección propia de lo humano y tiene su referente en lo Superior. Es el camino de maestrear las condiciones difíciles o desfavorables tanto de las condiciones internas como de las externas, las que están en mi como en los contextos en los que me desenvuelvo. Es buscar las respuestas en el yo interior, para actuarlas consistentemente en el yo exterior. Para que ese yo interior opere efectivamente con su capacidad maestra, es necesario que se cumplan varias condiciones que se caracterizan por el centramiento y el equilibrio. La más relevante es la capacidad de gestionar los propios afectos para conservar tranquilidad y energía positiva. Un yo interior desequilibrado no opera como maestro. Funciona impulsivamente, y de un modo irreflexivo y desorientador.

Desde esa automaestría se construyen proyectos compartidos con otros y se trabaja por metas comunes, ya sea en el trabajo o en cualquier sistema social. Nos muestra que en condiciones de tranquilidad y conectados con la verdad interior, los comportamientos son bondadosos, tranquilos, promueven el encuentro con otros y el logro de objetivos sociales superiores (como la equidad o el bien común) y aumentan significativamente nuestro nivel energético, eso que llamamos “buena vibra”. Las personas con buena vibración son las que se guían por su GPS interior, miran la vida con optimismo, van descubriendo que todas las personas podemos expandir nuestras potencialidades y florecer, si buscamos las condiciones adecuadas para que ello suceda.

Es una búsqueda activa. Nadie hará por ti el trabajo que tú no estás dispuesto a hacer por ti. Por eso hablamos de liderazgo e innovación personal. O tú te tomas en tus propias manos y comienzas a buscar caminos que te hagan más feliz o seguirás en el estado en que hoy estás. Esto implica practicar alguna metodología diaria que te conecte con tu GPS interior y te permita “escuchar” las guías internas para avanzar. Las metodologías de innovación personal son muchas veces simples y sencillas, de alto poder liberador de las potencialidades propias. El tema está en ser perseverante en su aplicación y evaluar su impacto desde lo experiencial. Desde adentro hacia afuera.

Comentarios

Felipe Landaeta dijo…
Notable, me encantó tu columna.
Comparto lo que dices respecto a la Automaestría y la relación con lo vibratorio.

Esa sensación de percibir el bosque y no sólo el árbol, y lo notable que es en espiral y nunca se detiene, es la sorpresa diaria de crecer, y crecer con otros es lo más hermoso. En la conversación generativa, sin juicio y con escucha profunda, haciéndonos preguntas que abren posibilidades y abrazando lo que emerge.

Gracias por regalarnos parte de tu sabiduría.
RIBOSOMA dijo…
Me hace todo el sentido del mundo y se agradece la teorización de experiencias que son "medias indescriptibles" porque probablemente la razón no sea la protagonista principal. Mi duda permanente es "la ilusión" y la posibilidad de identificarse en la automaestría ilusoria y cristalizar ahí...deben ser mis raices Gurdjef-Ouspensky que me mantienen en una cierta alerta interna...

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