Aceptación, reinterpretación y positividad


Una amiga me pidió que le escribiera algo para este domingo, pues está triste y quiere un apoyo para su ánimo. Todos tenemos esos días o períodos bajoneados en que nos recordamos que algún hecho doloroso, una pena o un trauma. Los estudios muestran que cuando uno recuerda un hecho doloroso, para el cerebro el hecho sucede otra vez, pues las respuestas neuronales y las emociones asociadas vuelven a suceder, así que aunque suene muy raro, una de las formas de estar bien es olvidando. Como muchas personas no pueden olvidar sin antes elaborar lo que ocurrió, las claves son dos:

1. Una es preguntarse para qué ocurrió lo que ocurrió y no por qué. El por qué conecta con buscar causas o causantes que no se encuentran, establece la sin razón de lo sucedido y atrapa en el pasado como una pesada ancla de barco. Tira hacia abajo y tritura como una juguera. Preguntarse por el para qué conecta con el futuro, con aceptar humildemente las razones que uno no entenderá (y asumir que tienen un cierto orden, incomprensible para uno) y permite la búsqueda de sentido para el aprendizaje propio. Esa es la actitud que permite seguir avanzando. ¿Para qué esa muerte, ruptura, pérdida, abuso o lo que sea, sucedió en mi vida? ¿Qué tengo que aprender de ella?, ¿hacia dónde tengo que evolucionar?, ¿me obliga a dejar creencias de lado?, ¿me estimula a desaprender e ir por nuevos comportamientos? Uno elige si se pregunta por qué o para qué.

2. Lo que nos daña no son los hechos, son las interpretaciones que hacemos de los mismos. Es el cuento y las explicaciones que yo me cuento las que son dolorosas, pues ahí se amalgaman todas las creencias victimizadas, autocompasivas, depresivas y tiradoras para abajo que cada uno tiene de sí mismo. Si bien todos los hechos tienen una causa, el pasado ya fue, y es mejor articular una reinterpretación positiva que me permita seguir viviendo y mirar el futuro, que seguir atrapado en interpretaciones que me hacen rigidizarme y permanecer donde mismo, a veces por muchos años (una reconstrucción linguistica, como dicen en la ontología del lenguaje). Por ejemplo, cuando murió mi papá lo viví como una imposición de la vida de tener que hacerme cargo de sus negocios, sus promesas y parte de sus responsabilidades. Y con el tiempo me dí cuenta que su partida tenía un enorme sentido de aprendizaje: aprender a no hacerme cargo del guión de vida de otros, aunque los ame infinitamente. Aprender eso permitió que apareciera mi yo y me desplegara. O sea, puedo afirmar que la muerte de mi padre fue un renacimiento para mi. Fuerte.

Entonces, hay que salirse de esas conversaciones que uno ha tenido cientos de veces en su mente, repitiéndose las mismas explicaciones, activando las mismas emociones, repasando los mismos hechos una y otra vez. Uno ya sabe qué pasa con eso: pasa lo de siempre, sigo donde mismo y no crezco nada. Sigo sumido en el mismo pozo de dolor, pena o rabia.

Así que la clave es la elección de mi actitud emocional ante la vida. ¿Actúo positividad o negatividad, en lo privado y en lo público? Acaba de salir el libro Positividad, de Barbara Frederickson, y ella resume cómo reducir la negatividad y promover la positividad.

¿Cómo reducir la negatividad?

Dale batalla a los propios pensamientos negativos.

Evita juicios, críticas y condenas.

Rompe el hábito interno de rumiar.

Llega a ser más “abierto de mente” (mindfulness).

Desentierra las propias minas anti-personales de negatividad, la negatividad gratuita.

Evalúa tu consumo de medios y rediséñalo.

Encuentra sustitutos para los pelambres y el sarcasmo.

Encárgate de la gente negativa.
Tres mecanismos básicos para frenar la negatividad:
Modificar la situación social, el contexto.
Administrar la propia atención y ponerla en focos diferentes.
Cambiar los significados, modificando las propias interpretaciones.


¿Cómo aumentar la positividad?

Siente tu corazón.

Encuentra los significados positivos.

Reconoce y saborea la bondad.

Cuantifica tus bendiciones diarias.

Sé amable, gentil y bondadoso.

Sigue tu pasión.

Sueña permanentemente tu futuro.

Usa y aplica tus fortalezas.

Conéctate con otros.

Conéctate con la naturaleza.

Abre tu mente.

Abre tu corazón.

Comentarios

Muy buenos consejos. Gracias por compartirlos.
Yo creo que lo que más cuesta, es tomar la decisión de ejecutar esos consejos. Como decía hoy Fresia Castro en el encuentro que tuvimos, la "memoria terrestre" es demasiado fuerte, y no nos dificulta nuestro "nuevo" actuar.

Habrá que el libro que mencionas!
Anónimo dijo…
El desarrollo de la aceptación, reinterpretación y positividad me conectó muchísimo, el "para que", el encontrar el sentido cuando se está teñido de dolor se ha transformado en mi trabajo permanente y lo más difícil no rumiar, un desafío para alguién obsesiva como yo...y ... Leer más soltar, la mayoría es ininteligible, es tan escaso lo que depende de mí...en eso debo trabajar...en mi duelo circular, focalizarse en la aceptación, quedarse ahí, no en la pena ni en la rabia, trabajar la positividad sin caer en la negación, mi desafío...positividad...es el trabajo más dificil del día a día...
Gracias, tus palabras aunque con mi propio filtro, siempre me nutren.
Un abrazo
Pía Cordero dijo…
Gracias por el post, me llegan como tips súper prácticos.
Tiene la sencillez de lo complejo.
Mantenerse en la positividad es tan "sencillo". Sin embargo, cuesta tanto conquistarla. Haber estado ahí, sirve porque nos muestra el camino que recorrimos para llegar, donde siempre podemos volver y con la "tarea" de mantenernos en esa vibración.
Cariños,
Pía
Increible el post Ignacio. La eleccion de la actitud siento que es algo clave. Cuando tomamos una actitud positiva es que podemos aprender de nuestro sufrimiento y generar los recursos para salir adelante, encontrandole el sentido al hecho doloroso. Geniales los tips para hacer desaparecer la negatividad y aumentar la positividad, ¡a ponerlos en practica!. Un abrazo

Nicolas Arechandieta
Unknown dijo…
Entré a leer sobre el senador Flores y terminé interesandome más por este tema, algo que me tocó fue cambiar la pregunta del "por qué" al "para qué", la verdad que generalmente me pregunto la primera, pero después me planteo la segunda y ¡por dios que me siento mejor con ésta!.

El año pasado fue un año que empezó con los "por qué" y se desarrollo y terminó con los "para qué" y hoy vivo de los aprendizajes obtenidos y ufff que fueron hartos. No es fácil, por lo menos no lo fue para mí, pasar de buscar una causa y lamentarme por eso, a adueñarme de lo que me pasa y hacer algo al respecto, fue difícil, pero vale la pena... No puedo decir que de aquí en adelante voy a ver primero los "para qué" porque me he pegado mis decaídas, pero sí puedo decir que siempre trato de volver a éstos.

Por eso invito a los que aun se quedan en el "por qué" a plantearse el "para qué".

Y lo mismo va con el tema de las interpretaciones!!!

gracias por el tema ignacio!!!!
Unknown dijo…
Bueno el artículo, Felicitaciones.
hago la invitación a pensar en positivo y que Ignacio use ese lenguaje, evitando en la redacción, "los no, los pero, debe, tengo..." que limitan la positividad

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