Sentido organizacional trascendente
El elemento
principal de una gestión que valore la espiritualidad organizacional es la
construcción de un sentido organizacional trascendente.
El sentido
organizacional es el propósito y la razón de ser de una organización. Es el
para qué existe esa comunidad de personas, articuladas para dar respuesta a las
necesidades y los problemas emergentes de la vida en sociedad. Equivale al
sueño más profundo de contribución a otros, esa estrella que nos guiará en las
decisiones y las estrategias. Siempre será seguida aunque quizás nunca será
alcanzada. Es la inspiración, el motor de las motivaciones organizacionales y
de las personas que las encarnan.
El sentido
es una construcción lingüística, una narrativa que creamos sobre cómo
visualizamos nuestro aporte. No es objetivo. Es una articulación colectiva
subjetiva, el cuento que nos contamos para dar significado a lo que hacemos. El
sentido es una interpretación que revela nuestra concepción de la realidad y de
nuestro quehacer.
El quehacer
concreto de una organización no determina su sentido. Por ejemplo, los bancos.
La naturaleza de las organizaciones financieras, la regulación legal y los
procesos son comunes para todos los bancos. Ahí no se diferencian. Ese mismo
“objeto de trabajo” puede tener impactos y alcances muy diferentes según la
interpretación de sentido que se le dé. Puedo ser un banco que busca como
visión máxima el aumento de la rentabilidad para los accionistas (como lo
declaran varios bancos chilenos en sus sitios web) o el sentido puede ser
democratizar el acceso a los instrumentos financieros para impulsar el
desarrollo socio-económico de los clientes y sus familias. El mismo negocio y
las mismas condiciones, con sentidos completamente diferentes. El sentido condiciona
el alcance de las posibilidades.
Los sentidos
organizacionales van desde los básicos a los trascendentes. Los sentidos
organizacionales básicos son autorreferentes. Sólo importa la rentabilidad
económica, priorizándose el qué y con poca atención al cómo. Usualmente son
empresas “individualistas”, con poca consideración del entorno y el eco-sistema,
y escasa voluntad de colaboración más allá de los propios intereses.
Hay empresas
que tienen severas dificultades para encontrarle sentido a su existir. Son
aquellas donde la naturaleza de su negocio es atentatoria hacia la vida humana.
Más allá de cualquiera bien preparada narrativa organizacional, las personas
saben que el sentido es ganar plata lo más rápido posible. Aquí están, por
ejemplo, las empresas de armamentos, las tabacaleras o las organizaciones de
tráfico de drogas. La naturaleza de estas organizaciones no permite construir
sentidos organizacionales más allá del dinero.
Están los
sentidos organizacionales sociales, donde el referente de sentido está guiado
por motivaciones de contribución social. La concepción de la rentabilidad
económica se amplía hacia rentabilidad social, productividad emocional,
responsabilidad social intrínseca (ambiental y cultural), y generación de experiencias de satisfacción
para trabajadores y clientes. Los indicadores de gestión incluyen los impactos
sociales. Se resignifica la rentabilidad económica como un medio y no como un
fin. Como el aire para la vida humana. Sin aire no vivimos. Aunque no es el
aire la razón ni el sentido de nuestro vivir.
Comentarios
Reconocer la mirada del propio ombligo, mirar alrededor, alzar la mirada, volver a mirar alrededor y sentir si eso me cierra. Salir de sí mismo, mirar el rol social y la responsabilidad que tengo, reconocer el sentido y misión trascendente, traducirlo en acción concreta a realizar en el mundo (que integre todo lo anterior) y chequear si eso me cierra, si me hace sentido. Ahí está el sentido para mi.