Liderazgo estudiantil consciente

El liderazgo observado en los dirigentes estudiantiles entrega indicios que la forma de liderar tiene nuevas esperanzas para la sociedad y las organizaciones en Chile. ¿Por qué tanto optimismo? Examinemos alguna evidencia.

Los dirigentes estudiantiles han mostrado un liderazgo rotativo, con vocerías alternadas para evitar la personalización de la causa en sólo una persona, y diluir la descalificación y el ataque tan propio de la gente que no acepta la diferencia y resiste el cambio del status quo. Cuando Jackson y Vallejo han adquirido protagonismo, aparece Ballesteros de la Usach, el vice-presidente de la FECH u otro vocero de la Confech para mostrar la unidad del movimiento. Aprendizaje 1: la generosidad, altura de miras y fidelidad al objetivo superior son los que permiten el liderazgo rotativo eficaz, poniendo el nosotros por sobre el yo, a diferencia de un liderazgo personalista y egocéntrico.

Ante cada propuesta del gobierno son sistemáticos en consultar a sus representados. Ponen la escucha y el diálogo como base del movimiento, entendiendo que los mecanismos de coordinación de un grupo pivotan en la escucha activa, la conversación múltiple y la búsqueda de acuerdos mayoritarios. Aprendizaje 2: es esencial saber dialogar, co-construir, no imponer mis puntos de vista y buscar el consenso de soluciones mirando las inquietudes e intereses de fondo. La minoría discrepante debe asumir los resultados de la conversación mayoritariamente compartida.

Se sienten representantes, por lo que entienden que su poder es transitorio y dado por sus bases, sus representados. Se deben a los “poderdantes”, a quienes les dieron el poder. De ahí la permanente escucha y consulta a sus comunidades de base. No hacen un uso personalista del poder, sino que se desprende un uso del poder como instrumento de servicio para el logro de los sueños y metas de sus representados. Trabajan por la búsqueda deliberada de la transversalidad en su representación, más allá de la militancia política de algunos dirigentes. Aprendizaje 3: La representatividad inclusiva y transversal deriva de mantener la conciencia del poder transitorio e impedir que el ego se sienta poderoso por sí mismo.

De ahí que tanta gente se pliegue al movimiento, por su inspiración social transversal y republicana de derechos más extendidos para la mayoría. Eso es representatividad. Que tomen nota los políticos de todos los colores, que en términos generales hacen todo lo contrario. Se embeben del poder, se alejan de sus electores y dejan de dialogar con ellos. Es mucho más que escucharlos. Es dialogar para construir miradas y soluciones conjuntas.

Han mantenido la inspiración del movimiento, a pesar de la apuesta del gobierno que sería un fenómeno pasajero y que se desinflaría con rapidez, y de los burdos ataques de algunos medios de comunicación a los dirigentes más visibles. La mantención de la inspiración deriva de dos fenómenos: sostener el sueño de una educación más ecuánime e igualitaria como condición de acceso para una vida de mayor bienestar y conservar las prácticas de liderazgo que hemos señalado: escucha activa, conversación generativa y búsqueda de acuerdos mayoritarios con fidelidad a los representados. Aprendizaje 4: la inspiración, la energía y la permanencia en el tiempo de las causas emanan de construir un sentido compartido significativo, relevante y de alcance social, cuyos beneficios lleguen a muchos y no sólo a mí, los míos o mi grupo.

El liderazgo estudiantil ha crecido y cuenta con muy alto apoyo ciudadano, porque convoca la emoción y las necesidades sentidas de las personas. Se ha usado como explicación para el movimiento la lógica de los indignados. En la base emocional podrá estar la rabia por la exclusión, la indignación por las dificultades de acceso de la clase media y los más vulnerables a los derechos sociales básicos, y la vulneración por parte de algunos grupos de poder. Hablar de indignados impide mirar la principal fuente de energía emocional del movimiento: la esperanza. Llamaría a este movimiento “Esperanzados en Acción”, pues pone el foco en lo positivo, en la realidad que es necesario crear, en el cambio, en las oportunidades que se abren para un gran número de personas y en el futuro.

Los “Esperanzados en Acción” nos han dado lecciones de alegría, creatividad en sus formas de manifestación, coraje, tranquilidad y ponderación mayoritarias. Han mostrado un liderazgo sin miedo, lúcido en sus relatos y argumentos, con alto autocontrol emocional, que no se deja presionar, que genera tensión con sus demandas y exigencias de garantías (postura intransigente inicial), y que sabe flexibilizarse hacia la postura negociadora, pues saben que un movimiento sin concreción y acción efectiva sólo sería un recuerdo épico sin resultados relevantes, como los pingüinos en 2006.

Resulta interesante constatar que esta conducción estudiantil muestra un balance de liderazgo femenino y masculino, pues se pone lo mejor de las habilidades de cada género al servicio del objetivo final. Se avanza hacia la integración de capacidades, más que hacia la polarización y los extremos.

El liderazgo cuestionador del modelo imperante y la masividad del movimiento modificaron los estándares mínimos del establishment en Chile y definieron un nuevo contexto. Lo que era aceptado y obvio hace 6 meses, hoy ya no podrá volver atrás. Han creado espacios de posibilidad impensados hace un año, forzando a una nueva forma de conversar, articular y gobernar. Queda por ver si el movimiento tendrá la capacidad de lograr acuerdos que se plasmen en leyes concretas que mejoren la educación en Chile y nivelen la cancha de las oportunidades.

88% de la gente apoya al movimiento con un gobierno con 22% de aprobación. Pareciera que hay un abierto choque de paradigmas en la forma de mirar el mundo y concebir las soluciones. Lo reveló con claridad Camila Vallejo cuando dijo “para nosotros la educación es un derecho social básico, mientras para el gobierno es un bien de consumo”.

Esta tensión de paradigmas está produciendo en la mayoría una creciente conciencia de que el modelo socio-político chileno ha generado algunos beneficios y bastantes excluidos, lo que se refuerza con casos como La Polar o la creciente inequidad en la distribución de la riqueza. Tiene que emerger un nuevo paradigma más amplio, inclusivo, comunitario y sabio, algo nuevo que se debe construir entre los actores con poder. Es la esperanza de una forma de relación gobierno-representantes-ciudadanos que sea más inclusiva, ecuánime y justa.

No hay que tropezarse en los flecos: los destrozos post-marchas (lamentables, censurables por donde se lo mire, con esfuerzos de control por parte de los estudiantes, minoritarios e inevitables por la mala educación que algunos han recibido), las declaraciones torpes como las de Labbé, los temerosos y miopes análisis de personas que siguen pensando que todos están manejados por el partido comunista o cualquier volador de luces distractivo.

El liderazgo de los estudiantes es consciente y reflexivo. Han operado como articuladores de sueños y esperanzas, sosteniéndose en la fidelidad de la escucha y la conversación con sus representados, sin tropiezos egocéntricos, generando y soportando tensión, y con alto foco en lograr un resultado final que beneficie a muchos. Un liderazgo de comunidades.

Este tipo de liderazgo nos fuerza a un nuevo nivel de conciencia que llegó para quedarse y transformar la realidad presente, construyendo nuevos paradigmas, nuevas visiones, nuevos diálogos, una nueva representatividad, nuevas soluciones, más oportunidades y un mejor futuro. Como todo lo nuevo, genera incertidumbre y miedo. Más allá de eso late la esperanza de una vida mejor para la mayoría.

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