¿Por qué la movilización estudiantil no se desinfla?

La Confech rechazó la invitación del Congreso al diálogo. Esto constata tres hechos: que la movilización sigue en serio y hasta lograr cambios, que no creen en el poder político de transformación del Congreso, y que la tensión seguirá aumentando. 


Desde el retorno a la democracia que no existía un movimiento social tan articulado, jugado, legitimado mayoritariamente por la ciudadanía (tal como muestran las encuestas) y que tiene conciencia de que es ahora o nunca el cambio en el sistema educacional.


Hemos escuchado y leído de todo en estos dos meses de movimiento estudiantil, revelándose la mirada fanática, sectaria, prejuiciada, irreflexiva y simplista de grupos importantes de personas, de derechas, de izquierdas o de donde sea. Twitter y facebook permiten eso. Saber on line y sin filtro que sienten y piensan las personas que tienen acceso a internet. En parte se ve reeditado el fanatismo que generaba Pinochet y que dividió al país entre el sí y el no. Han pasado 20 años y muchos sostienen el ataque emocional personalizado por sobre el esfuerzo reflexivo de mirar sistémicamente.


Y se ve lo que sucede: ataques personales a diestra y siniestra, contra el Presidente Piñera, Camila Vallejo, Hinzpeter, Giorgio Jackson, Jaime Gajardo y a cualquiera que su estrechez de mirada quiera identificar. Los destemplados necesitan personalizar su ira y descontrol con la cara de alguien y ahí quedan atrapados en la emoción tóxica y la irreflexividad. Poquito esfuerzo para pensar en el país, en los más vulnerables, en una mejor sociedad y ver la necesidad de romper algunos huevos hoy para que la torta de la abundancia futura llegue a muchos más chilenos. Nivelar la cancha.


En los años 60 la educación en Chile era gratuita. Desde esa fecha los estudiantes aumentaron 2 veces y la riqueza del país creció 7 veces. ¿Dónde está la plata entonces? Queda claro que no es un problema de recursos. Es un problema de visión y voluntad política de las elites y de una desigual distribución de la riqueza.


Da la impresión que la clase política y económica está esperando que el movimiento estudiantil se desinfle y comience a cometer errores que lo hagan morir de muerte natural. Pero hasta aquí se ve lo contrario. Más organización, más llamados a movilizaciones y claridad en sus objetivos. 


El movimiento estudiantil cataliza el malestar masivo de la clase media contra los políticos, todos los políticos, que se sintetiza en la sensación que se han servido del poder para sí mismos y que de fondo no les importa lo que pase con la gente, más allá de las gárgaras discursivas en prensa y televisión. Ellos ya se sentaron en la mesa de los privilegios y comen con la guata y los bolsillos bien llenitos. La bronca es con cualquier político, de cualquier partido, es contra los poderosos. Si alguien no sabe cuánta gente es la clase media, al medir por el nivel de ingresos equivale a la mitad del país, así que no es un grupúsculo homogéneo.


Por eso este movimiento no pierde fuerza. Al igual como los cuentos de princesas simbolizan el sueño de muchas mujeres, el movimiento estudiantil simboliza la esperanza del acceso igualitario a la educación como palanca para salir del sub-desarrollo de "mi familia", ese círculo vicioso donde me saco la mugre trabajando y, como gano menos de lo que mi familia necesita para vivir y mis hijos para educarse bien (los colegios y universidades buenas son caras), se perpetúa el ciclo de la clase media inmovilizada y sin avance socio cultural, a pesar de mis esfuerzos. Haga lo que haga, sigo donde mismo. La falacia de la meritocracia para la mitad del país.


No es el Congreso el que se tiene que sentar a conversar con los estudiantes universitarios. Es el gobierno quien tiene que ofrecer diálogo pronto y efectivo, desde su iniciativa, mostrando el liderazgo gubernamental del Presidente Piñera, sin condiciones, pues está en juego parte del futuro de muchas personas. 


¿Tiene este gobierno la real voluntad política de hacer esta transformación o está esperando que se desinfle el movimiento? El Piñera candidato dijo un par de veces que quería cambiar el país y se palpó su deseo de pasar a la historia. Los estudiantes le están poniendo la oportunidad en bandeja. Que la aproveche y será recordado por decenas de años, apropiándose del lema de Lagos: crecimiento con equidad. 


¿Tendrá el presidente Piñera la altura de miras, la capacidad política de orquestar a las partes en conflicto, dejar de lado los ataques surtidos de la Alianza, operarse de las pequeñeces de sus amigos poderosos que le deben decir que a estos pendejos hay que darles duro y, en la soledad de su conciencia, saber que está ante una oportunidad histórica?

Comentarios

Felipe Landaeta dijo…
Súper interesante que Chile aparezca en el ranking de Desarrollo Humano 2010 en el primer lugar de Latinoamérica, el que incluye escolarización.

Parece que es una mirada de cantidad por sobre calidad real, que es el tema que está en la mesa ahora: si realmente la educación entrega las herramientas para la movilidad social o es un perpetuador del círculo vicioso.

En este artículo de Amnistía de 2010 se menciona el tema de desigualdad y aparecen las declaraciones de Piñera en torno a desarrollo y desigualdad: http://www.amnistia.cl/web/entérate/chile-busca-equilibrar-desarrollo-e-igualdad-social

Me parece que aunque sea una molestia contra la clase política, creo que en este gobierno se generaron las condiciones para esta movilización: discurso de excelencia y arrogancia de gobierno de derecha, dirigentes de ultra izquierda. Escenario que potencia el conflicto entre un grupo que coarta libertades y subyuga (victimarios) y un grupo coartado, que siente injusticia (víctima).

Lo interesante es que pareciera que este grupo está pasando de víctima a victimario, convocando cada vez más voces dentro y fuera del país, destruyendo la capacidad de gobernabilidad e imagen internacional del gobierno a cargo, pegando de vuelta un golpe que pudiera ser K.O.

Y lo más interesante en esta lógica es que el renacimiento o el alcance de un nuevo equilibrio individual y colectivo ocurre en esta lógica: equilibrio/status quo, dinámica víctima-victimario (uno somete a otro), lucha entre fuerzas (intercambio de roles de quién es víctima y quién victimario), muerte/integración y alcanzar nuevo equilibrio o libertad.
Partiendo por el final, no aprovechar la oportunidad no solo le perjudica como líder al Presidente, sino a todos los chilenos. Es evidente que a los gobiernos les convienen los pueblos ignorantes, y lo que somos hoy no es casualidad, sino una mirada de futuro que se tuvo hace varias décadas, con la moda de los gobiernos totalitarios. La fuerza por ideología o para contrarrestarla. Pero nos gusta creer que somos los ingleses de Sudamérica, los jaguares, los mejores del barrio y nos vanagloriamos de ello basándonos en reputaciones, imágenes, opiniones foráneas. Y creemos que somos educados porque lo fuimos comparativamente cuando nuestros vecinos no habían avanzado poniéndonos la vara más alta. Hoy la realidad es distinta y el campo es más competitivo y estamos atrasados treinta, cuarenta años. Entonces es el momento porque ya no da para más, porque quiénes serán los que nos gobiernen en diez, veinte años más (nuestros hijos mal educados hoy). Los actores que representan esta comedia son los que vemos en los medios, no los millones de verdaderamente interesados, conduciendo nuestro futuro sin mucho respeto, con intransigencias, descalificaciones, fuego cruzado. Las posturas se han radicalizado, endurecido, politizado en el sentido del demonio que nos enseñaron que era la política y no en el necesario sentido de politización que debería tener. Entonces, si hemos llegado a instalar el tema en la prioridad de la agenda del país y, conseguido esto, ya no consigo avanzar, quizá debiera preguntarme si de verdad estoy siendo un aporte o un obstáculo para la consecución de los objetivos país y no partidarios. Veo con desilusión que las partes están involucradas para tener un triunfo personal y partidario, no por el verdadero sentido de clamor cacerolero que ha tomado. Ya lo han dicho los mismos protagonistas mirando al contrincante: Si no da el ancho... pero debiéramos ser más generosos y decir: Si no doy el ancho, entonces doy un paso al costado para que otro consiga el resultado que estamos esperando esos millones de chilenos directamente afectados cacerola en mano.
Tremendo comentario Felipe
Perdón, Ignacio, soy Álvaro Villouta en el comentario de Vicios del idioma.
Gracias Álvaro. Muy lúcido tu comentario
Anónimo dijo…
Se pasaron son secos!!!!
Ignacio me encanta leerte!

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