Soy ejecutivo: ¿quiero cambiar?, ¿cómo hacerlo?
Progresivamente va en aumento el número de gerentes, ejecutivos y jefaturas que toma conciencia de la necesidad de salir de un observador de enfoque único, superar el liderazgo tradicionalmente unidireccional y poseedor exclusivo de las buenas ideas, ir más allá de la sobre identificación con el poder de su cargo y superar la actitud arrogante derivada de los logros conseguidos.
En voz baja, varios declaran los bordes de su incompetencia presente, la necesidad de desaprender comportamientos que fueron exitosos y que hoy demuestran poca efectividad, y el compromiso de reinventarse desde sí mismos, apropiándose de su autogestión e innovando personalmente. Esos ejecutivos que se responden a si mismos que sí quieren ampliar su plasticidad conductual para lograr mejores resultados personales y organizacionales, usualmente no saben cómo hacerlo.
Evolucionar y llegar a ser la persona y el ejecutivo que quiero ser, nace de una predisposición individual humilde y decidida, que se traduce en una actitud relacional horizontal, que es fortalecida mediante el uso de herramientas conversacionales focalizadas en la indagación. La clave está en el observador desde el cual se mira el cambio propio y sus efectos organizacionales: mirar apreciativamente, generando preguntas que abran posibilidades y que instalen una emocionalidad positiva. Somos las preguntas que nos hacemos, pues ellas determinan el campo mental y energético que será nuestro rayado de cancha existencial.
Marcial Losada descubrió que el florecimiento humano y organizacional ocurre en tasas superiores a 3 de positividad por 1 de negatividad. Esas 3 actitudes positivas son la energía, fuerza, pasión y compromiso con el cambio propio. A algunas personas este énfasis les parece “demasiado optimista” y poco centrado en la realidad. De ahí que la tasa de positividad/negatividad tenga el componente de 1 actitud de retroalimentación negativa, ese cable a tierra realista que hace que yo o el sistema tenga la tensión creativa derivada de la incomodidad de saber que tengo que cambiar. Es una positividad realista, un enfoque apreciativo con ajuste a la realidad personal y organizacional, conectada con el presente y con la energía puesta en la visualización del futuro deseado.
En este cuadro se muestran los elementos centrales que hemos identificado en el proceso de cambio efectivo de ejecutivos en empresas chilenas, es decir, consideran nuestras creencias y nuestra matriz cultural. No es un modelo importado. Lo hemos creado y testeado en variadas personas y equipos locales, y si bien es simple, no es sencillo de implementar. Requiere modificar el observador que yo soy. Innovarme sólo se logra desde la humildad, la férrea determinación y convicción de que mi cambio facilitará la generación de condiciones organizacionales para el cambio de mi equipo o empresa (nadie da lo que no tiene) y la voluntad de seguir una agenda de aprendizaje con metodologías de entrenamiento diario (el gimnasio de desarrollo de competencias).
Cuando conquisto ese predisposición individual, puedo moverme a un espacio relacional nuevo, marcado por la horizontalidad, superando el sentirse superior o inferior a otros. Eso deriva de un cambio profundo de creencias: es junto con otros donde construimos las mejores ideas y respuestas para los desafíos adaptativos que permanentemente nos exige el trabajo y la vida. La identidad organizacional se mueve desde el yo al nosotros. Ya no me concibo como el centro del equipo. Soy uno más, con el rol formal del articulador de procesos y el asegurador de resultados.
En la práctica, la horizontalidad se logra mediante herramientas conversacionales que promuevan la conectividad entre todas las personas de mi equipo. Ello exige una reingeniería de los vínculos, habilitando y validando todos los puentes de conexión. Cuando esa nueva arquitectura de vinculación comunicacional está dispuesta, la competencia madre a desarrollar es la indagación, es decir, hablar para conocer las opiniones, inquietudes e ideas de los otros. Esa es la materia prima de la construcción conjunta y de las ideas sobresalientes, lo que nos permitirá balancear la espontánea tendencia a proponer solo mis ideas y escucharme más de la cuenta.
¿Qué resultados tendré? Al menos cuatro: aumento de los indicadores de gestión de mi equipo (resultados externos), satisfacción personal (resultados internos), ampliación de mi repertorio de comportamientos (generatividad y plasticidad conductual) y resiliencia personal y organizacional. Vale la pena arriesgarse a salir de la comodidad del estado presente. Las ventajas son mucho mayores que los riesgos.
Comentarios
En un inicio pensé que se trataba de un mensaje descriptivo de los aspectos fundamentales de la autogestión, aunque poco a poco me fui dando cuenta que es aún más que eso, resulta ser la consecuencia de un análisis más bien profundo de lo que realmente toma la postura de ser imprescindible en la creación de valor en los ejecutivos y por consecuencia en los equipos.
Nuevamente sorprendido por tan alto nivel de consecuencia en cuanto a lo que escribes, describes y comentas
Un embajador de la humanización organizacional con foco final en la productividad, es decir, EAD con todo y a la vena.
Para mi es un orgullo y constante aprendizaje trabajar contigo
Yo invito a ti y a tus lectores a abrirse al mundo más sensible de todos, sin temor y a dejar un poco la palabrería técnica, que muchas veces aleja más que acerca.
Para finalizar. Entiendo que entre ustedes, los señores dedicados a la tarea tan importante de pensar la empresa moderna, sea necesario la terminología y los conceptos, pero por favor no se encierren en ellos, es una trampa muy agradable, pero una trampa al fin.
Abrir!!
Abrir!!
Menos es más.
Un abrazo para todos.
Gracias por colocar en forma bella, lo que siento y veo todo… y que son mi pasión… las organizaciones y sus dinámicas y cómo ello impacta la realidad que vivimos todos los días…
Gracias por el comentario. Acabo de leer al psicólogo James Prochaska que en su ibro "Changing for Good" da una buenísima guía para embarcarnos en procesos de cambios de conducta. Absolutamente recomendable.
Prochaska, J.; Norcross, J. y DiClemente, C. (1994). Ed. Morrow.
Dada mi experiencia, tengo el juicio que lo más complicado, es tomar la decisión de querer desaprender antiguos paradigmas, y la decisión de ir por la innovación personal, dejando de lado lo racional.
Un abrazo.