Un ejemplo de gestión del sí mismo

La evidencia en management muestra los últimos años que son los directivos que tienen un trabajo personal sistemático orientado a su evolución como seres humanos, aquellos que generan las mejores condiciones organizacionales y los mejores resultados. Son resultados de rentabilidad, de cultura interna sólida, de procesos de trabajo en permanente mejoramiento, de clientes satisfechos y de trabajadores que valoran trabajar en una ambiente adulto. Es lo que hemos llamado gestión del sí mismo e innovación personal.

Esta idea le hace pleno sentido a las personas cuando esto es comentado en conferencias y cursos. Es un sentido experiencial, sienten que eso es lo correcto y que la tendencia que se viene es integrar gestión del sí mismo y gestión organizacional, entendiendo que son parte de lo mismo. La pregunta que siempre se hace es ¿quién conocido refleja esto? Y es difícil responder eso entre los directivos chilenos, pues existe un cierto recelo a este tipo de ideas y porque los líderes que copan los medios y la visibilidad provienen de una vertiente más bien técnica y gremial, donde pensar en la gestión del sí mismo como eje de los resultados empresariales es mirada con simpatía y en una perspectiva algo ridiculizadora. “Los negocios no se hacen así”. Existe la extendida distinción entre variables duras y variables blandas, idea que fue destruida con la investigación de Losada sobre las variables que predicen matemáticamente el alto desempeño de los equipos. Esas variables son la positividad (y su efecto en crear espacios emocionales efectivos marcados por la confianza) y la conectividad interpersonales. Es decir, estas son las variables duras que determinan los resultados, asumiendo un piso técnico basal como parte de esta ecuación.

El general Bernales es un ejemplo de gestión del sí mismo que se tradujo en resultados organizacionales y, como fuimos testigos, efectos sociales y culturales. Las personas crean las condiciones de trabajo según lo que son. El trabajo es un reflejo de lo que la persona es. No se puede decretar compromiso, cuando los líderes no viven su vida comprometidamente. No se puede exigir innovación si ellos no encaran su vida con autoliderazgo. No se puede pedir buen clima laboral, si los gestos cotidianos van en la dirección contraria. Se da lo que se es y nadie da lo que no tiene.

Conocimos parte de la historia de Bernales: trabajo permanente en el desarrollo de su espíritu, alto desarrollo de la inteligencia emocional, competencias de coordinación de primer nivel, alta orientación a logros y resultados. Es decir, una vida dedicada a la gestión de sí mismo. Esa es la base de lo que construyó en Carabineros como institución y es un poderoso ejemplo de que los líderes se hacen a partir de trabajar permanentemente sobre sí mismo, automaestrearse y reflejar eso en el trabajo.

Comentarios

Anónimo dijo…
Certera manera de interpretar un fenómeno que no alcanzamos a entender ¿por qué este servidor público caló tan hondo en las personas? ¿que fue lo que generó esa conexión masiva con la gente?
Vi en mi entorno, llorar a personas que no le conocían.
Una vida entera dedicada a la gestión del sí mismo, es una explicación que me hace sentido.

Un abrazo
carolina diaz dijo…
GENIAL, admirable ambos uno aquí otro allá tienen la conección perfecta que le dá sentido al todo.Y si chilenos por que no? este país tiene grandes valores humanos soló no queremos verlos, yo orgullosa y siento que la gestión del sí mismo, es lo más valorable que puede hacer un ser humano tras un trabajo consciente, profundo,y constante.
A AMBOS GRACIAS.

Entradas más populares de este blog

Especialismo

Luces y sombras de la encuesta Great Place to Work

Constelaciones de energía