¿Qué simboliza la muerte de Camiroaga?
A nivel personal, la presencia diaria de Camiroaga en los hogares simboliza la compañía de una persona alegre, liviana y conocida. Llena el vacío de soledad de muchas personas, que no tienen más compañía que la radio o la TV. Impresiona ver gente desgarrada de dolor y ahogada en llanto diciendo que se les fue su alegría diaria, "me levantaba con Felipe", con la cercanía de un familiar idealizado.
Da la impresión que las personas lloraron sus duelos personales no elaborados, su angustia, dolor, vulnerabilidad y soledad en el duelo por la muerte de Camiroaga. Eran lágrimas por sí mismos para limpiar el propio interior sufrido.
También simboliza la proyección de las fantasías de las personas. Aquí la interpretación es completamente individual, pues cada uno proyecta lo que sus necesidades le dictan. Supongo que las fantasías más frecuentes eran las del hombre guapo y deseado, la de la pareja perfecta, la persona con una historia de dolores familiares que logró reinventarse y llegar a lo más alto de la fama mediática, la de la persona libre que hace lo que quiere, la persona buena marcada por la generosidad, la humildad y la capacidad de reírse de sí mismo, a pesar de la casi obvia arrogancia y narcicismo que produce la fama. Quizás cuantas otras proyecciones más existen.
Como en los mitos, Camiroaga representa el príncipe azul idealizado y perfecto, esa imagen que se implantó en el inconsciente colectivo femenino mediante los cuentos de hadas. También simboliza el héroe, fuerte, con convicciones, protector de su intimidad y férreo en sus convicciones. Un gladiador en el coliseo del rating.
Su muerte también nos muestra la convicción de muchas personas de la existencia de lo Superior, de la vida después de la vida y de la certeza que su alma sigue viva. Importa poco como lo llame cada persona, si resurrección, vida eterna, ascensión, el túnel de luz, el cielo, el nirvana o la transmutación a la energía universal. Impresiona la certeza en lo Divino, representada en la frase "vuela alto". La muerte de Camiroaga mostró esta faceta espiritual en una dimensión que no se había visto ante la partida de otro personaje público.
Como dije en la columna anterior, la tragedia nos hace volver los ojos a los esencial, a la gratitud, al cuidado de los seres queridos, a las pequeñas cosas, a lo simple, al desapego material, el amor y el desarrollo del alma. Muchos estamos paulatinamente dándonos cuenta que somos seres energía en busca de nuestra completación, integración y evolución mediante la automaestría, la persistencia y el servicio a otros.
A nivel interpersonal, el nivel de cariño y cercanía con su figura son la muestra de la necesidad de tener vínculos más cercanos y amorosos. Lo curioso es que es un pseudo-vínculo, pues es virtual y unidireccional. En los hechos no hay relación ni contacto interpersonal. Es tan profundo el vacío de afecto que un personaje televisivo lo viene a llenar en una satisfacción parcial y alejada del verdadero vínculo interpersonal. Revela ausencia de vínculos nutritivos y nuestra necesidad de relaciones sanas, de consideración, de ser legitimados por otros en vínculos positivos, y de una conversación contenedora y que aliente lo mejor de cada uno.
A nivel social simboliza las partes más negativas de nuestra sociedad. La manía y la depresión desbordadas, la exaltación a niveles irracionales y el abuso de su figura tanto por los canales de TV como los demás medios, donde reacciones al límite de la patología son tratadas como completamente normales.
Se entiende el dolor de TVN y sus cercanos. No obstante, el nivel de exposición y uso de su figura rayan en lo obsceno y en la falta de respeto. Dirán que es porque la gente lo pedía. TVN superó los límites del pudor. No tengo recuerdos de funerales chilenos transmitidos en vivo ni del noticiero central que en dos días sólo tuvo como única noticia el accidente de los 21 compatriotas, como si todo el mundo dejara de existir. De un ombligismo y egocentrismo irritante. Todo por el rating.
Muere el Camiroaga humano y nace el primer mito simbólico de la televisión chilena.
Comentarios